Los enemigos del 2 de abril

Guerra de Malvinas 1982

Los enemigos del 2 de abril

La Nueva Provincia, Lunes 10 de mayo de 1982, Bahía Blanca, Argentina

Los enemigos del 2 de abril

NO SON SOLAMENTE Gran Bretaña y los Estados Unidos los enemigos del 2 de abril; también están los interiores, los argentinos errados. Naturalmente, su enemistad respecto del hecho absoluto de ese día no es, casi nunca, manifiesta. Suele disimularse, por el contrario, detrás de algún elogio inicial. Pero no por eso la hostilidad es menor, y, aunque de ninguna manera influye en la actitud colectiva, es preciso un pequeño inventario de sus protagonistas.

SON, EN GENERAL, enemigos del 2 de abril, quienes no han advertido que lo sucedido ese día altera y transforma todo lo preexistente, y siguen percibiendo la realidad con categorías anteriores a esa fecha, definitivamente obsoletas. Entré los políticos y los sindicalistas, por ejemplo, hay -debemos reconocerlo- muchos que percibieron. por lo menos hasta donde es dable exigírselo, la trascendencia del día, y la renovación del futuro que implica. Otros, definitivamente, no. Entre los políticos, debemos recordar aquella malhadada declaración del MID que, mientras los ingleses apuntaban sus cañones contra las Georgias, se preguntaba hamleteanamente si era el momento oportuno o no era el momento oportuno, deploraba la «debilidad» del país e insistía en aspectos de política interior y económica definitivamente fuera de contexto. Aunque en su descargo -como en el de la casi desdeñosa declaración del general Onganía- hay que reconocer que resulta sumamente desagradable que la historia pase al
lado de uno sin saludarlo.

ENTRE LOS SINDICALISTAS, el ejemplo académico de obsolescencia es Taccone.
Taccone se negó a viajar al exterior con sus pares para defender la toma de las islas ante otras agrupaciones obreras del mundo. Dijo que «se sintió reconfortado y honrado con que sus compañeros lo hubieran designado para viajar» a los Estados Unidos, pero que «humanamente se encontró trabado para cumplir la misión» (sic). Taccone se trabó, según dijo, porque se acordó de «estos seis largos años que hemos vivido», de Martínez de Hoz, del sindicato
intervenido y «sus derechos destrozados» (sic). Pensó, también, en «la fiebre de privatizaciones» y en «los compañeros desocupados, los salarios disminuidos, las obras sociales retrasadas». Por eso no viajó, qué embromar. Pero no por eso renuncia a defender la Soberanía Nacional, «a eso no renunciará nunca y estará dispuesto siempre, sin machismos falsos y coyunturales, a entregar su vida, etcétera».

EL CURIOSO FRAGMENTO que nos hemos permitido destacar podría indicar que
Taccone considera a la recuperación de las islas como «un machismo falso y coyuntural», de los que él no practica, aunque se guarda bien de decirlo. De cualquier modo, pasará a la historia tanto por haber inventado la graciosa expresión «machismo coyuntural», como por no haberse solidarizado con la

OTRO EJEMPLO DE ingreso al basurero de la historia lo ofrece un grupo de ciudadanos argentinos exiliados en España, que, por medio de una «solicitada», exteriorizaron su opinión sobre «el conflicto de las Malvinas». La primera firma es de Oscar Bidegain, y las restantes son imaginables. Quieren volver al país para contribuir a la defensa de su soberanía contra el imperialismo británico, y solicitan que a este fin se les reconozcan sus derechos y deberes, igual que los de los desaparecidos y detenidos, porque -afirman- el actual,. gobierno, violador de los derechos humanos, carece de legitimidad para conducir la Nación en las actuales circunstancias. Muchas gracias, doctor Bidegaín, pero nos tememos que las acciones de guerra preconizadas por usted y su grupo consistían normalmente en matar, no ya, soldados ingleses, sino soldados argentinos, de modo que su regreso al país sólo podría tener lugar para ayudar al enemigo. Observe Ud., además, que mientras sus amigos intentaron en un momento dado segregar la provincia de Tucumán y obtener el reconocimiento internacional para ese «jardín de la república socialista», el actual gobierno ha hecho exactamente lo contrario: ha incorporado territorios irredentos a la Patria. Puede, pues, permanecer donde está, con la seguridad de que tanto usted como los suyos han sido completamente olvidados.

PÁRRAFO APARTE merece la actitud eclesiástica general. Como cuando Chile, sospechosas exhortaciones a la paz sin mayores precisiones son emitidas, de tanto en tanto, por el Episcopado. A diferencia del primado católico inglés, que esgrime en defensa de la agresión británica los argumentos tradicionales de la «guerra justa», el Episcopado argentino pide paz, y hasta llegó, en una declaración del 20 de abril, cuando la flota avanzaba por el mar, a señalar «el temor de todos : la preocupación de una guerra», sin omitir hacernos saber que los pueblos que

EN REALIDAD, LOS únicos enemigos del 2 de abril importantes son los exteriores; a los otros, nadie los toma en cuenta.

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