Ayuda Peruana En Malvinas

Guerra de Malvinas 1982

Ayuda Peruana En Malvinas

Mirage en Malvinas

Ayuda Peruana En Malvinas

Envíos de equipo y material bélico hasta hoy desconocidos en sus componentes y detalles, incluida una escuadrilla de por lo menos diez caza bombarderos Mirage V, artillados con misiles teledirigidos AS30, fueron despachados clandestinamente del Perú a Argentina, en abril y mayo de 1982.
Fue una operación solidaria y no ningún negociado de armas. Un convenio informal de gobierno a gobierno y de fuerza armada a fuerza armada, mantenido en el más absoluto secreto hasta ahora.

Argentina había tomado posesión de las Islas Malvinas, el 2 de abril de 1982. No había calculado bien la reacción de Margaret Thatcher. La Real Armada Invencible inglesa avanzaba por el Atlántico decidida al desalojo.

Estados Unidos inclinaba sus preferencias hacia Inglaterra y la guerra había comenzado. Todo indicaba que se definiría por aire y mar.

Pero, los Skyhawk y Mirage III, columna vertebral de la aviación de combate argentina, no poseían la necesaria autonomía de vuelo.

Los caza bombarderos Mirage V, de fabricación israelí, modelo M5P, pertenecientes a la Fuerza Aérea del Perú (FAP), en cambio, podían despegar del extremo sur de Argentina, llegar a las Malvinas, volar hasta diez minutos sobre el objetivo, y volver al continente.

Eran los indicados. ¿Cómo obtenerlos? Entró en acción la histórica hermandad peruano-argentina y los vínculos institucionales y amicales de los mandos castrenses y políticos de ambos países.

De un día para otro, los caza bombarderos Mirage V de la FAP fueron sacados de sus hangares de Chiclayo, sede del Grupo Aéreo No. 6, en la costa norte, y llevados a la Base Aérea La Joya, en Arequipa, al sur del país.

«Un sábado por la tarde, probablemente a fines de abril, aterrizó en La Joya un Hércules argentino con personal de ellos. Luego, llegaron los Mirage», recuerda un testigo presencial.

En ese momento, la FAP era comandada por el general del aire Hernán Boluarte. Y la jefatura de la Base Aérea La Joya, la ejercía el mayor general FAP César Gonzalo Luza, anota uno de los informantes.

En La Joya se cambió la insignia y matrícula de los Mirage. Los colores de la bandera argentina reemplazaron el blanco y rojo del Perú.

Con la pintura aún fresca, pero convertidos ya en unidades de la Fuerza Aérea Argentina, alzaron vuelo en una madrugada de la segunda quincena de abril de 1982, hacia las cuatro de la mañana.

Fue una travesía de cerca de tres mil kilómetros, de La Joya a Jujuy, y de allí hasta la base aérea de Río Gallegos, en el extremo meridional argentino.

Desde la Joya, los Mirage V volaron hasta su destino piloteados por los mayores de la FAP Rubén Mimbela, César Gallo, Augusto Mengoni y Mario Nuñez del Arco, entre otros.Las flamantes naves argentinas atravesaron cielo boliviano arriba de los 25 mil pies de altura, en «vuelo silencioso (radios apagados) y no recto», para evadir los radares de tierra.

Desde que salieron de Chiclayo, un Hercules de la FAP, originario del Grupo Aéreo No. 8 (con base en Lima) -piloteado por el coronel Dociteo Aliaga, con el mayor Silva Díaz como copiloto-, acompañó de cerca a la escuadrilla de guerra.

Dentro del Hercules, unos 15 técnicos mecánicos y un reducido número de oficiales se apretujaron alrededor de un Mirage desarmado y de los contenedores con misilería.»Vaya si nos costó trabajo introducir el Mirage en el Hercules, pese a que le quitamos las alas» -comentó uno de los actores.

La anécdota ocurrida en Chiclayo pone en cuestión el número exacto de Mirage V entregados por Perú a Argentina.

La cantidad de diez aviones Mirage fue revelado la única vez que una fuente oficial, el teniente general Hernán Boluarte, ex comandante general de de la FAP, se vio obligado a tocar el asunto.

Lo dijo ante la Comisión Investigadora del Senado peruano que indagó sobre el caso del BCCI y la reducción de la compra de aviones Mirage 2000, en la sesión reservada del 23 de setiembre de 1991.»En abril del 82, …-declaró Boluarte- el Primer Ministro (Manuel Ulloa. Nota de redacción) me consultó si era posible entregarles unos aviones a los argentinos» . «Yo le manifesté que podíamos entregar hasta diez, siempre y cuando sean repuestos dentro de estas adquisiciones nuevas (de Mirage 2000. Nota de redacción) que se estaban haciendo. Entonces, me aceptó.»

Carlos Malpica en su última obra «Pájaros de alto vuelo», sacó a luz ese testimonio.
Técnicos y oficiales que formaron parte de la tripulación del Hércules peruano, sin embargo, han insistido en que el verdadero número de Mirage V cedidos fue de catorce y no de diez.

Es posible que el número de aviones se haya redondeado a la hora de la compensación pecuniaria, posterior al conflicto.

Primero fue la entrega solidaria, y después que concluyó la guerra el comandante general de la Fuerza Aérea Argentina visitó el Perú para zanjar la cuestión económica.
«Vendimos a 5 millones de dólares cada avión». O sea, se nos pagó 50 millones de dólares por una escuadrilla que quince años atrás había costado veinte millones, informó a la comisión del Senado el mismo Hernán Boluarte.

La FAP reservó esa suma para pagar la cuota inicial de la flota de 26 Mirage 2000 que poco después se compraría a la Dassault francesa.

Pero, la ayuda militar de Perú a Argentina en plena guerra de las Malvinas, antes que una operación comercial o negociado de armas, fue una acción solidaria de extraordinario valor militar.

No sólo se dio en equipo sino en asistencia y adiestramiento de personal. Hubo más de un viaje, pero cuando en uno de los primeros, el personal portador de la escuadrilla de Mirage arribó a la base aérea de Río Gallegos, salieron a recibirlos dos compatriotas: Carlos Portillo, piloto FAP de aviones Sukoi, y Rubén Crovetto, piloto FAP de aviones Mirage.

Ambos se habían adelantado y probablemente refiriéndose a ellos fue que el corresponsal de la agencia informativa local «Diario y Noticias» lanzó al mundo una noticia sensacionalista para ese momento.

Informó que aparatos peruanos Mirage, de fabricación francesa, habían llegado a una base aérea del sur argentino el 12 de abril, entre las 5 y 8 de la noche.En realidad, la escuadrilla llegaría días después.Crovetto instruyó a pilotos argentinos en las peculiaridades del Mirage V, modelo M5P , de la FAP. Carlos Portillo ofició de asesor.


Transportó material bélico para Argentina desde Israel
La cuota de la Armada Peruana

Igual de importante y decidido fue el aporte de la Armada Peruana para potenciar militarmente al país hermano de Argentina durante la guerra de las Malvinas.La Marina de Guerra del Perú colaboró nada menos que en el transporte de material bélico, desde Israel hasta Argentina, durante aquellos meses críticos de abril y mayo de 1982, que el país hermano se batía con la poderosa armada inglesa.

El testimonio de este hecho fue confiado a «La República» por un almirante de la Marina de Guerra del Perú que ocupaba un alto puesto en el comando de ese instituto en aquellos días y que solicitó la reserva de su identidad.

Dio fe del hecho. Ante una pregunta nuestra, explicó que «el transporte de material fue directo y sin triangulación de ningún tipo», pero se excusó de dar mayores precisiones.
Recalcó que el apoyo a Argentina fue total, sin restricciones y sin condiciones, porque se consideró que el TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca) estaba vigente y debía defender a todos los países de América.

«Desgraciadamente a la potencia más grande del TIAR le interesaron más sus buenas relaciones con sus ancestros ingleses que con sus vecinos de América Latina».Reconoció que el apoyo principal a Argentina por parte de Perú «corrió a cargo de la fuerza aérea, en un esfuerzo realmente extraordinario». Pero, la Armada puso su cuota.De cuan importante fue el aporte marino lo dice el hecho que un submarinista peruano, el capitán de navío Armada Peruana Luis Samanez del Risco, fuera condecorado por el gobierno argentino.

La distinción, una de las más altas, fue devuelta cortésmente por el comandante Samanez cuando en 1995 fue evidente la participación oficial del gobierno de Buenos Aires en el tráfico de armas argentinas a Ecuador.Como se sabe, los misiles Exocet, fabricados por Francia y que posee la Marina de Guerra del Perú, fueron una de las armas decisivas en aquella guerra. Un Exocet hundió al portaviones inglés Sheffield.

Según se hizo público en su oportunidad, un despacho de ocho misiles Exocet destinados a la Armada Peruana, y que debieron llegar a nuestro país en mayo de 1982, fueron retenidos sin causas convincentes por los proveedores, hasta después de la guerra.Una fuente naval explicó que los fabricantes se enteraron que Perú había resuelto desviar ese material a Argentina.Supieron -aseguró la fuente- debido a la indiscreción del agregado naval argentino en París, que se acercó a la fábrica a preguntar si ya estaban listos los Exocet para Perú.

Otro rubro concreto de apoyo marino fue la dotación de 17 a 19 torpedos que aquellos días salieron de los arsenales de nuestra Armada para ir a potenciar las naves argentinas.
Lamentablemente parte de estos torpedos peruanos naufragaron con el hundimiento de la nave argentina Santa Fé.

La Marina de Guerra del Perú suministró también partes electrónicos para equipos vitales como los radares y sistemas de control de tiro.

Todo lo que se envió a Argentina en 1982
Esto se llama solidaridad

Equipo aéreo:
· Escuadrilla de diez caza bombarderos Mirage V, modelo M5P. (Fuentes de aviación dicen que fueron catorce los Mirage cedidos)
· Misiles teledirigidos AS30 (aire-aire y aire-tierra). Telecomandado desde cabina, contra blancos en tierra, con un alcance de 15 kilómetros.
· Misiles antiaéreos Strella (tierra-aire). Fabricación rusa. Se activan desde el hombro y al dispararse buscan la radiación del avión para impactarlo.
·Simuladores de entrenamiento e instructores para adiestramiento en el manejo de misiles AS30 y Strella.

Material marino:
· Transporte de material bélico de Israel a Argentina
· Torpedos (17)
· Misiles Exocet, ocho fueron retenidos por Francia.
· Partes de equipos electrónicos (radar, sistemas de control de tiro)

 

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