Jorge Taranto de Infante a Conductor de Radio

Guerra de Malvinas 1982

Jorge Taranto de Infante a Conductor de Radio

Regimiento de infanteria 5

Jorge Taranto de Infante a Conductor de Radio, Conocido como Jorge Baroni, conduce el programa radial «Malvinas, la Verdadera Historia» que transmite radio 10. es veterano de la batalla, estando destinado en el lugar donde el aislamiento causó más bajas que el fuego enemigo.

¿Cuál era su destino al momento del 2 de abril de 1982?

Baroni: era subteniente del Ejército Argentino con destino en el Regimiento de Infantería 5 con asiento de paz paso de los Libres, provincia de Corrientes.

¿Cómo se entera de su desplazamiento a Malvinas?

Estaba de servicio de semana en el RI5 y esa noche del 1 al 2 de abril tuve problemas en conciliar el sueño. Aún sin saber nada, presentía que algo trascendental iba a ocurrir.

Las noticias de esos días hacían prever que algo pasaría, así que en cuanto podía hacía «zapping» de radio. Por la mañana fui el vocero de mis camaradas cuando las novedades aparecieron en los noticieros.

El RI5 recibe inicialmente la orden de formar sólo una compañía que iba a conformar una fuerza de tareas denominada Yapeyú integrada junto a una Ca del RI4 de Monte Caseros, el RI12 de Mercedes, todos de la provincia de Corrientes.

El Jefe de mi Regimiento decide que yo forme parte de una de las secciones de la Ca del RI5 para viajar a Malvinas.

Era la sección Apoyo y disponíamos morteros de 81 mm, cañones sin retroceso de 105 mm y lanzacohetes. Además se formaron dos secciones de tiradores y teníamos lo mejor del regimiento, tanto a nivel material como humano.

Esto último no fue fácil ya que se presentaban todos los suboficiales y soldados de la sección pidiendo ser elegidos para ir a Malvinas.

Posteriormente se cambia la orden y termina marchando no sólo todo el Regimiento 5 sino la Brigada III completa. Viajamos por ferrocarril desde Paso de los Libres hasta Paraná. Luego desde Paraná hasta comodoro Rivadavia en Hércules, en Comodoro Rivadavia estuvimos 48 horas y finalmente cruzamos a Malvinas.

Al igual que las muchas otras unidades del Ejército nuestras armas de apoyo y medios de transporte quedaron a bordo de un barco mercante que no cruzó debido al bloqueo. Realmente hubiera sido mucho más positiva la idea original en cuanto a la constitución de aquella FT «Yapeyú».. Los 2 cañones de 105 mm me los terminaron reemplazando por 2 ametralladores 12.7.

¿Al llegar a Puerto argentino sabían que iban a la Gran Malvina?

Baroni: No, cuando el regimiento llegó al aeropuerto, pasamos la primera noche en las inmediaciones. Luego se decidió que la unidad fuera helitransportada a Puerto Yapeyú, con excepción de mi sección. A nosotros se nos ordenó embarcarnos en el Monsunen para trasladar la munición, las minas y los víveres.

Marchamos hasta el puerto y durante toda la tarde cargamos la nave. El viaje se iba a hacer por la boca norte del estrecho con un tiempo de navegación estimado de 12 horas.

Partimos puntualmente, con una tripulación magnífica, que incluso el capitán Gopcevich nos cedió a los tres subtenientes su camarote y al poco tiempo de zarpar se desató una tormenta con una marejada tremenda. Concurro a la bodega a ver cómo estaba mi gente y era un desastre, todos descompuestos de «mal de mar». Quise pedir disculpas a la tripulación del barco. Pero ellos estaban en la misma situación. Por la mañana concurro al puente de comando de la nave y dando un vistazo le digo al Comandante «Esto es todo igual, el mismo paisaje» a lo que me responde «No, estamos en el mismo lugar de donde zarpamos, eso es Puerto Argentino». Debido a la tormenta, el viento y las corrientes la nave tuvo que retroceder al punto de partida. Entonces se decidió llegar a Puerto Yapeyú por la boca sur del Estrecho.

Fue una navegación con muchas precauciones,

Partimos el 29 de abril por entre el campo de minas frente a Puerto Argentino y se presumía la presencia de submarinos ingleses en la zona. En resumen, la travesía que debió durar 12 horas duró 3 días.

A la segunda noche me llama el capitán y me muestra en una pantalla un punto que se desplazaba en la misma dirección y en el mismo sentido que el «Monsunen». Entonces ingresó la nave en una caleta de poca profundidad y comenzamos a arrojar granadas al mar. Se reanudó la navegación por la noche y finalmente llegamos a Puerto Yapeyú, con una maniobra de riesgo por la escasa profundidad y con la ayuda de todo el Regimiento.

Quisiera destacar que el RI5 tenía dos compañías – la A y la B- en paso de los Libres, la restante – la C- estaba en la ciudad de Yapeyú para custodia de la casa del padre de la patria. Por ese motivo Puerto Howard fue rebautizado puerto Yapeyú.

¿Alcanzaron a pasar cocinas y el resto de los abastecimientos?

Baroni: si, esos elementos llegaron, pero como el regimiento fue helitransportado, se llevaron inicialmente los requerimientos de víveres y munición para 48 horas, nosotros llevamos en el barco víveres y logística para 15 días a la espera del «Isla de los Estados» que fue hundido por una fragata en el estrecho de San Carlos luego de intentar entrar a Howard. La explosión del transporte se pudo apreciar desde nuestras posiciones.

¿Cómo fue la emboscada aérea?

Baroni: ante la impotencia del paso de las PACs británicas se decidió realizar una emboscada aérea. Ocurre que Howard está rodeado de unas alturas que ocultaban a los aviones británicos de la detección de los radares de la isla Soledad y aprovechaban ese corredor para evitar ser detectados con anticipación.

La defensa del Puerto estaba basada en tres puntos fuertes, defendidas por cada una de las Compañías del Regimiento. Mi compañía, la B, ocupaba el lugar más lato y la PAC pasó a ala misma altura en que estábamos nosotros y por sobre la Ca C. Eran dos aviones, el primero pasó indemne, pero el segundo fue alcanzado de lleno por el fuego reunido de fusilería. También los Comandos del 601 le lanzaron un Blowpipe, pero el avión no explotó en el acto, sino que lo hizo al chocar contra el agua.

El piloto se eyectó, pero no olvidaré el velamen blanco del paracaídas del inglés rodeado por las trazadoras de fuego de los infantes, que cebados luego de tanta impotencia no terminaban de disparar, a pesar de las órdenes de cese del fuego de sus superiores. Por suerte el piloto, Jeff Glover, se salvó y fue rescatado del mar.

Volvamos a los abastecimientos

La literatura marca que el lugar de mayor aislamiento en la guerra fue Howard. Por el hundimiento del Isla de los Estados, la única posibilidad de reabastecimiento era por modo aéreo, pero el estrecho tiene entre 12 y 15 km de ancho y sin cobertura aérea se hace muy difícil el cruce de los helicópteros.

Incluso fueron derribados algunos que venían a reabastecernos. De acuerdo a los cálculos de los médicos, nosotros debíamos consumir unas 4500 a 5000 calorías diarias, por la situación climática, el stress de combate, etc. Pero sólo consumíamos 1500 y al cabo de unos cuantos días se produce una gran debilidad.

El organismo busca las grasas de reserva en todo el cuerpo y en poco tiempo no te quedan ni las nalgas. La Sección de sanidad, por ejemplo, llevó instrumental y medicamentos para las atenciones primarias luego de un combate, esperando como debe ser que los heridos fueran luego trasladados a un hospital como el que había en Puerto Argentino. Al no poder ser evacuados, los heridos consumieron en pocos días los antibióticos previstos. Recuerdo que me ordenaron salir en patrulla hacia Monte Rosalía y el estado de debilidad casi nos impedía vencer la resistencia del viento.

Continuará.

La conversación con Jorge Baroni se prolongó con muchos cortados y medias lunas de por medio y si bien sus conceptos fueron de sumo interés, hoy queremos disponer de parte del espacio para decirle GRACIAS. Porque sin ser un virtuoso de la comunicación, Baroni se yergue como un Quijote que lucha contra los molinos del olvido y la incomprensión. Hace años que este veterano libra su tercer batalla. Ya no son los bombardeos ingleses ni las arteras balas de los guerrilleros del MTP, son las rémoras traidoras de la «Desmalvinización».

Es el único programa malvinero en un medio de comunicación masivo y cada domingo por la noche recuerda la Batalla inconclusa en compañía de veteranos de todas las armas. No es un programa fácil, muchas veces el oyente queda inmerso en una congoja al escuchar los relatos de aquellos que vieron caer a sus compañeros o que hoy padecen las heridas permanentes de la guerra, tanto las físicas como psíquicas, sin embargo «Malvinas, la Verdadera Historia» dispone de un alto nivel de audiencia que incluso supera a los programas de fútbol. Sus oyentes, fieles si los hay, son seguros nutrientes para que este Quijote jamás renuncie a la más noble de sus batallas. Los Directores.

Extraido de Defensa y Seguridad, Edición mayo 2002

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Una respuesta

  1. Señor taranto mis respetos .lo escuche siempre hasta que no se porque dejo la radio…señor lo admiro le mando un abrazo fraterno y viva la patria

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