Fuerza de Tarea Yapeyú

Guerra de Malvinas 1982

Fuerza de Tarea Yapeyú

Coronel Juan Ramón Mabragaña

Fuerza de Tarea Yapeyú. Durante la Guerra el Coronel Mabragaña asumió el mando de los efectivos destinados en Gran Malvinas, denominadas Fuerza de Tareas Yapeyú. Formados por:

Regimiento de Infantería 5

Dos Secciones de la Compañía de Ingenieros 3

La compañía de Sanidad 3

La Compañía de Comunicaciones 3

Elementos estos que agrupados conformaban la Fuerza de Tarea Yapeyú en las inmediaciones de Puerto Howard (Rebautisado por el Coronel como Puerto Yapeyú)

Los efectivos desplazados por aire desde Río Gallegos hasta Puerto Argentino, completaron su desplazamiento el 24 de abril de 1982 con el personal y armamento liviano, a la espera del armamento pesado que iría por mar.

El 27 de abril

El coronel Mabragaña recibe la orden de trasladarse por helicóptero y barcos pequeños a Puerto Howard, con la misión de ocupar el sector y constituirse en parte del dispositivo de la III Brigada de Infantería.

El dispositivo adoptado era una defensa perimétrica organizada sobre la base de tres puntos de apoyo, manteniendo en el centro una reserva con previsiones de empleo en la principal avenida de aproximación a disposición del enemigo. Este dispositivo involucraba al puerto en sí, el aeródromo y la población.

La exigencia era ocupar y mantener el sector hasta nueva orden: su presencia era más bien de tipo político que operacional, ya que no existía forma de establecer apoyo mutuo con las otras dos Fuerzas de Tareas que constituían la III Brigada de Infantería (la Agrupación Valle, en Bahía Fox y la Mercedes en Darwin).

Las contingencias del transporte desde Comodoro Rivadavia, habían privado a la Unidad de la disponibilidad del 100% de sus armas originales de apoyo, faltándole un mortero de 120 mm de los cuatro que disponían y cinco cañones antitanques de 90 mm de los nueve que le correspondían (por inconvenientes ajenos a la unidad) tampoco se contaba con el total de la cuota de municiones para las armas de apoyo. En lo que hace a la Artillería de campaña y Defensa Aérea, no se obtuvo material alguno, contándose con algunas ametralladoras 12,7 mm y dos Blow Pipe que fueron agregados con posterioridad con sus operadores.

Los primeros días se dedicaron a la preparación del terreno sin mayores amenazas.

El problema principal fue el clima: el frío y la lluvia se sumaban al fuerte viento, que hacia penosa la permanencia en los pozos, que rápidamente se inundaban, tanto por la lluvia, como por las filtraciones subterráneas.

A partir de la segunda semana de mayo se empezaron a presentar los primeros inconvenientes, en lo referido a la disponibilidad de comestibles; la ración de víveres secos debió ser fraccionada ante la incertidumbre de la fecha de un reaprovisionamiento.

Un barco con víveres alivió la situación a mitad de mayo, pero alcanzó hasta el 24 de ese mes. A partir de la fecha solo fue posible contar con carne de oveja, que debía ser hervida en solo una cocina rodante y unos cilindros de combustibles de 200 litros. Los problemas de cocción eran realmente preocupantes; no se disponía de leña, el único combustible era la turba, que no tenía rendimiento calórico, a su vez se le sumaba la limitación horaria de 1700 a 0900 hs del día siguiente, todo ocasiono una difícil situación.

El 21 de mayo

Día del desembarco en San Carlos, marcó el comienzo de las acciones en puerto Howard, esa noche un bombardeo naval desatado entre las 23:30hs de ese día y las 05:00 del siguiente, puso a prueba los nervios y los pozos de zorro, esto no ocasiono ninguna baja. El fuego no pudo ser contestado.

A partir de ese día y hasta el 14 de junio de 1982 se sucedieron los bombardeos navales nocturnos (de 3 a 4 horas de duración) y los ataques diurnos aéreos que ocasionaron siete muertos y una treintena de heridos.

La posición combatió con las armas que tenía y fueron abatidos dos aviones; uno de ellos, un Harrier, cayo por el fuego reunido de fusileros, armas automáticas y Blow Pipe; su piloto se eyectó y fue rescatado, con un bote de madera, de las aguas heladas de la Bahía de Puerto Howard y atendido de una fractura de clavícula y contusiones varias; fue evacuado a Puerto Argentino en helicóptero. Desde entonces los vuelos de la R.A.F. no fueron a vuelo rasante, pese a no disponer de defensa aérea.

Fueron varias las acciones de rescates de pilotos propios que, patrulla de la Fuerza de Tarea Yapeyú realizaron sobre la Gran Malvinas: afortunadamente todo con éxito, pudieron encontrar con vida a nuestros valerosos pilotos.

Toco al personal de esta Fuerza de Tarea el rescate de la búsqueda de los restos del Isla de los Estados, atacado el 14 de mayo frente a Puerto Howard, el 17 se rescató un cuerpo sobre la costa, que fue identificado como el mayordomo de apellido Sandoval, que fue sepultado junto a nuestros soldados en el cementerio local.

Hacia fines de mayo,

Comenzaron a presionar patrullas terrestres enemigas, con posibles misiones de búsqueda de información, observar la reacción de la defensa argentina etc. Se presentaron fuegos de cerrojo y emboscadas; en una de éstas patrullas argentinas a órdenes del teniente Duarte, sostuvo un combate con una británica con total éxito para los nuestros. Resultado un suboficial ingles capturado y el jefe de patrulla capitán (UK) John Hamilton muerto en acción. Este oficial fue sepultado con todos los honores militares en el cementerio local.

Junio marco una crítica situación logística. Se disponía solo de 27 proyectiles para mortero de 120 mm, estaba prácticamente agorada la disponibilidad de combustible para hacer funcionar el radar, lo que obligó a mantenerlo en servicio durante ciertas horas de la noche. No se disponía de calzado y ropa para canje y en especial la carencia de víveres secos era total, contándose solamente con un poco de sal (conseguida de la que los Kepler tenían para el consumo de los animales) y algunas bolsas de cebollas y zanahorias.

La ración solo era carne de oveja hervida en un caldo de cebolla y zanahoria.

Los casos de desnutrición comienzan a afrontar severas medidas ante la difícil situación. Los médicos recorren las posiciones y evacuan algunos soldados, para ello se habilitan galpones en el puerto para alojar al personal desnutrido, el que llego casi al centenar. Se los mantuvo bajo control, con la misma ración, pero caliente y se los preservó del clima y se los tuvo en reposo para detener la desnutrición. Se ingerían alrededor de 1500 calorías diarias, pero se necesitaban aproximadamente 4500/5000, para soportar el frío, el desgaste físico, tensión emocional, falta de descanso nocturno debido a los bombarderos, etc.

El 6 de junio

Arribó el Bahía Paraíso, constituido en hospital para evacuar a los heridos y traer algunos víveres secos, lo que provocó una reacción positiva en la moral.

Los heridos algunos de ellos graves, como el caso del subteniente Juan José Miñones y los soldados Ezequiel Vargas, Mariano Leiva, Fernando Francollino y Eduardo Rubiolo, no podían recibir mayor atención médica, la que consistía en antibióticos, cirugía menor precarios entablillados (no se disponía de yeso). La evacuación de este personal se hizo al límite, de lo necesario para salvar a sus vidas, ya que en algunos casos hubo que realizar amputaciones de miembros, por los casos avanzados de gangrena.

Los víveres secos traídos por el Bahía Paraíso trajeron un alivio, pero no se pudo reponer la situación física, pero si se la controlo por unos días.

Así el 11 de junio

Se recibe la orden de alistamiento de la Unidad para una operación en la Isla Soledad, tendiente a recuperar Darwin y proseguir las acciones sobre la retaguardia del enemigo.

Esta orden motivó una serie de requerimientos que la Fuerza de Tarea Yapeyú hizo al Comando Superior, tendientes a completar la dotación de munición de sus armas pesadas, las disponibilidades de cartuchos y propulsores de proyectiles de 81 mm, la cantidad de raciones de combate necesario para una operación que imposibilitaba el transporte y uso de cocina rodante, también la provisión de mochilas etc.

Los requerimientos no pudieron ser satisfechos, ya que las comunicaciones radioeléctricas con Puerto Argentino quedaron interrumpidas entre el 11 y el 14 de junio.

El 14 de junio

A las 1700 se recibe en claro la orden de cese del fuego. En el Mensaje Militar Conjunto se impartían una serie de órdenes a adoptarse ante la decisión del Comandante Militar de las Islas Malvinas de cesar al fuego; se ordenaba preparar la tropa para el embarque en buque propio y/o extranjero: mantener el armamento y equipo en las mejores condiciones; y entregar el sector a la autoridad del Ejército británico que se haría presente.

Fue la última comunicación que la Fuerza de Tarea Yapeyú pudo mantener con algún escalón de la cadena de mando.

La Fuerza de Tarea Yapeyú entregó el sector el 15 de junio y se embarcó hacia el continente. Su jefe, 2º jefe y un grupo de 10 oficiales, 3 suboficiales y 8 soldados permanecieron un día más para entregar el sector y campo minados, luego fueron trasladado al buque rumbo al continente. Dos días más tarde el jefe de la Unidad recibe la comunicación de la autoridad que comandaba el buque, que dado que el gobierno argentino se negaba a firmar el cese de hostilidades debía considerarse como prisioneros de guerra de su Majestad Británica.

El cautiverio se prolongó hasta el 15 de junio fecha en que fue trasladado con el resto de los prisioneros a Puerto Madryn, lugar al que llegaron en el buque Saint Edmund, escoltados por dos fragatas argentinas.

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