El Gaucho Rivero

Guerra de Malvinas 1982

El Gaucho Rivero

Gaucho Rivero

Un confuso episodio se produjo en la Isla Soledad mientras Manuel Moreno continuaba en Londres con los reclamos infructuosos.
Cuando el capitán Onslow abandona Puerto Soledad el 14 de enero de 1833, quedan en tierra treinta y un hombres: 14 argentinos y 17 extranjeros.
El día 17 de marzo arribo la nave Herriet donde volvía Mateo Brisbane, escocés, que había estado al servicio de Vernet y ahora respondía las ordenes de los ingleses.

Un día después, fondeo la goleta inglesa Beagle, al mando del capitán Fitz Roy, quien pidió a Brisbane que confirmara a Juan Simón como capataz de los peones. El irlandés William Dickson era el despensero (ya lo había sido Vernet)
De esta manera quedaron tres extranjeros al mando de la colonia. Estos criollos que estaban en las islas eran gauchos que habían sido traídos clandestinamente, gente sin instrucción, sometidos a trabajos fuertes y que tal vez nunca entendieron del todo qué había pasado con ellos y su destino.
El hecho es que un grupo de ocho hombres, tres gauchos y cinco indios, se amotinaron el 26 de agosto de 1833 y mataron a Brisbane, a Dickson, a Simón y a otros dos hombres más.
El jefe del grupo de sublevados fue Antonio Rivero; se sabe muy poco de él. Algunos aseguran que era entrerriano, pero nunca se pudo comprobar esta circunstancia por la carencia de documentación segura. Lo único cierto es que era un humilde peón de campo; pertenecía al grupo de gauchos indigentes que llegaron a las islas triados por Vernet. Según el censo que realizó Onslow tendría unos 26 años y era analfabeto.
La miseria del gaucho en esos momentos era muy grande. Dickson no aceptaba como pago los vales que Vernet había entregado a los peones para pagarles su trabajo, sino que exigía monedas de plata y ellos no las tenían. Por otra parte Simón les prohibió faenar ganado manso, por lo que tenían que salir a perseguir el ganado cimarrón para conseguir alimento. Es muy evidente que la situación social y económica de esos hombres era angustiante. ¿Más allá de estos hechos, los movió el ímpetu patriótico que no podía soportar que flameara la bandera inglesa en vez de la argentina? Se afirma con seguridad de que estos gauchos arriaron la bandera inglesa e izaron el pabellón nacional y también como hecho concreto, se sabe que mantuvieron dominio sobre las Malvinas Argentinas durante seis meses, ignorados por el gobierno de Buenos Aires y sin poder hacer llegar noticias de lo sucedido.
En el mes de octubre llega la Antartic, cuyo capitán el comandante norteamericano Nash se entrevista con el Gaucho Rivero, quien le lleva varias vacas. Como veía que no llegaban refuerzo de la costa Argentina, el Gaucho Rivero y sus compañeros se proponen preparar una balsa para ir a la Patagonia. No pueden hacerlo porque el 7 de enero de 1834 llega a Puerto Soledad el Callenger, al mando del capitán Seymour y la Hopeful, con el teniente Rea.
Vienen con ellos el teniente Smith, nombrado probablemente por Onslow comandante de la isla. Smith vuelve a izar la bandera británica y organiza una partida armada para apresar a los gauchos, que habían huido ante la llegada de los extranjeros.
Los gauchos estaban dispuestos a luchar hasta las últimas consecuencias para salvar sus vidas y huyeron hacia los cerros. Era, por tanto, una tarea muy difícil capturarlos. La persecución duro alrededor de tres meses y terminó por agotar a los criollos. Uno de los peones, Luna, traicionó a sus compañeros y otro gaucho llamado Brasido desertó.
Los ingleses reforzados por la llegada de la Beagle y la Adventure. De esta manera, pueden apresar a los compañeros de Rivero, quien queda entonces solo, desamparado y casi sin alimentos; al fin Rivero es capturado y engrillado. Los cinco hombres que habían sobrevivido fueron embarcados en la Beagle y llevados a Gran Bretaña, donde son encerrados en la prisión de Sherness.
Las actas labradas fueron entregadas al Almirantazgo, pero el tribunal inglés, una vez analizados los hechos y al no hallar elementos de juicio suficientes para condenar a los prisioneros, los devuelven a la Argentina. Los cinco hombres fueron embarcados en la Talbot y dejados en Montevideo.
Según una tradición, no aprobada, se dice que el gaucho Rivero murió peleando en la batalla de Obligado. .

 

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