Acción de los buques del Apostadero Naval Malvinas
Guerra de Malvinas Fuerza Naval
Acción de los buques del Apostadero Naval Malvinas
Los Buques del apostadero
ARA Bahía Buen Suceso
ARA Isla de los Estados
ELMA
Formosa
Río Carcarañá
Yehuin
Forrest
Monsunen
Penélope
Otras Guardacostas
GC82 Islas Malvinas
GC83 Río Iguazú
Una de las principales funciones del Apostadero Naval Malvinas fue la de brindar un adecuado soporte logístico a las unidades navales que operaban en el puerto de la capital de las islas.
Como se indicó anteriormente, con el desarrollo del conflicto el campo de actividades se amplió notablemente.
Así el personal del Apostadero fue realizando diversos trabajos, entre los cuales se incluyeron el minado de las aguas circundantes; el rescate de combatientes, el pilotaje de unidades a través de los campos minados; el patrullaje de las islas y la distribución de equipos, alimentos, medicamentos; combustibles, armamentos y otros aprovisionamientos para el personal asentado en los distintos puertos de las Malvinas.
Para efectuar estas vitales tareas se embarcó a parte del personal del Apostadero en distintos tipos de unidades; que debieron realizar un largo periplo por las aguas malvinenses en condiciones de extremo riesgo; considerando que se enfrentaban al bloqueo aeronaval británico establecido a partir del 12 de abril y carecían de comunicaciones; medios de detección, socorro y armamento adecuado para su defensa.
Para llevar a cabo esta misión
Los buques navegaban muy cerca de la costa; caleta por caleta, de manera de que no se notase su presencia en los radares enemigos, por acción de los ecos provenientes de tierra firme.
El grupo naval afectado a estas tareas estaba formado por un conjunto muy heterogéneo de transportes de la Armada, buques de la Marina Mercante y barcos requisados a la gobernación colonial y a empresas particulares.
Como es fácil imaginar, estas circunstancias dieron lugar a una gran cantidad de aventuras y anécdotas, que han ido conformando una verdadera tradición oral que se ha ido manteniendo viva en la reunión anual de camaradería.
Las tareas de estos buques de apoyo han sido muy poco publicitadas, sin embargo su acción resultó muy importante para el desarrollo de la guerra.
Los británicos los tuvieron como blancos preferenciales, causándoles fuertes pérdidas. Su trabajo fue una epopeya silenciosa, un servicio sin descansos, una misión con un final inevitable, aunque aceptado por sus tripulaciones: ser hundidos.
A continuación se presenta un extracto de la actuación de las distintas unidades navales involucradas, varias de las cuales yacen en el fondo del mar por haber cumplido heroicamente con su deber en condiciones de notable inferioridad.
ARA Bahía Buen Suceso
Este buque perteneciente al Servicio de Transportes Navales de la Armada participó en el conflicto del Atlántico Sur desde sus inicios, pues fue el encargado de llevar a las Georgias del Sur al personal del comerciante argentino de chatarra Constantino S. Davidoff , para desmantelar una estación ballenera en Puerto Leith.
Posteriormente regresó al continente, mientras se iban desarrollando los acontecimientos que culminarían con la recuperación de las Malvinas.
En esa época el buque estaba llegando al fin de su vida útil, pues se había planeado radiarlo del servicio en ese mismo año. El 8 de abril recibió la orden de suspender sus reparaciones y partir rumbo a Puerto Argentino con el capitán de ultramar O. Niella y el capitán de corbeta Héctor Zukowski como comandante militar.
Finalmente arribó a la capital de las islas el 11 de abril, transportando importantísimos pertrechos como material de artillería antiaérea, munición, minas, equipos, vehículos y 160 toneladas de víveres.
Hasta el 23 de abril permaneció en el muelle del Apostadero descargando materiales y sirviendo inicialmente como buque cuartel y central de comunicaciones.
Cuando abandonó el muelle para dejar lugar a otros buques fondeó en medio de la bahía de Puerto Argentino. Junto al ARA Isla de los Estados realizó innumerables tareas para alijar los buques mercantes que por su calado no podían tomar muelle.
El 29 de abril
Zarpó hacia el sur de las islas y posteriormente hacia el estrecho San Carlos, para protegerse del inminente ataque inglés. Así estuvo navegando y fondeando en distintos lugares para transferir carga a otros buques logísticos, que por su calado podían atracar fácilmente en Puerto Howard o Bahía Zorro (Fox).
Además hay que resaltar que el buque operaba en zonas que controlaba el enemigo, sin medios de defensa, alerta, ni mucho menos elementos de contramedidas electrónicas.
A la tripulación del Buen Suceso le cabe una mención, no sólo por el trabajo cumplido y el ingenio de sus hombres hasta para conseguir agua, sino también porque lo hizo en precarias condiciones, pues el estado general del buque hacía muy penosa la navegación. Así la carencia de un destilador de agua dulce y sus escasas reservas lo obligaron a dirigirse a Fox, donde atracó el 10 de mayo y se reaprovisionó en forma precaria con el agua de un pozo surgente natural y el agua de lluvia.
El 12 de mayo
Un temporal violentísimo hizo pivotar el viejo barco sobre el improvisado muelle de Bahía Fox, arrancando las amarras de proa. El Buen Suceso se varó del centro hacia popa sobre la banda de babor, por lo que la hélice y el timón de ese lado quedaron imposibilitados de moverse. Entonces el Monsunen procuró sacarlo de la varadura, lo que no logró por su escasa potencia.
En la madrugada de ese mismo día el barco fue sobrevolado por un helicóptero británico, que se retiró por haber sido atacado por el fuego de fusilería del personal en tierra. A las 10:00 un Harrier realizó una pasada rasante y a las 13:30 se produjo el ataque del Río Carcarañá, surto en la costa de enfrente.
Como se esperaba que el próximo ataque sería sobre el Buen Suceso, se dispuso el abandono del barco, quedando sólo la guardia de máquinas y de radio. La medida resultó acertada, pues 2 Harrier lo atacaron 15 minutos después de haber desembarcado sus tripulantes.
El fuego de cañones de los aviones le causaron ligeras averías y 2 heridos por esquirlas; además se produjeron daños en algunas casas del poblado, un incendio en el muelle y heridos entre el personal del Ejército.
Como ya no se justificó vivir a bordo, el personal se alojó en unos galpones ubicados a 100 m de la costa, concurriendo diariamente a bordo para hacer funcionar los generadores y la cámara frigorífica durante algunas horas.
Como el buque estaba imposibilitado de zarpar, continuó en esa situación durante muchos días.
El 18 de mayo
A las 15:00 dos Harrier atacaron las proximidades del buque con bombas Beluga y el día 26 a las 00:30 soportó un bombardeo naval que se prolongó hasta la 04:30. El 30 y el 31 de mayo se produjeron nuevos bombardeos navales, que también se repetirían el 5 y 6 de junio.
Ante la orden de cese el fuego, el 15 de junio se procedió a la destrucción de la radio y de la documentación clasificada, se inundaron los tanques y se arrojaron al mar las armas y municiones. Finalmente a las 10:00 el personal de la fragata HMS Avenger se hizo cargo de lo que quedaba del buque.
ARA Isla de los Estados
Este buque de 3.000 toneladas también pertenecía al Servicio de Transportes Navales de la Armada. Antes de la guerra llevaba maderas a las islas y traía ovejas; en marzo de 1982 había hecho su último viaje comercial. Por todo esto el capitán civil, Tulio Panigadi, conocía muy bien la zona del Apostadero Naval Malvinas.
El 28 de marzo de ese año zarpó de Puerto Deseado rumbo a las Malvinas bajo el comando militar del capitán de corbeta Alois Esteban Payarola, transportando material del Ejército. El 4 de abril llegó a Puerto Argentino y a partir de allí sus actividades se tornaron intensas.
El Isla de los Estados, entre otras tantas cosas, trasladó personal para tomar Pradera del Ganso, Darwin y Bahía Zorro (Fox).
Entre el 15 y el 17 de abril regó minas en las aguas circundantes a la capital de las islas, improvisando un sistema casero pero efectivo, ya que no era un buque minador. Estas minas habían sido transportadas por el ARA Bahía Buen Suceso y en las operaciones colaboró el Forrest.
Durante estas maniobras una de las minas se desprendió de la pluma y cayó sobre las restantes; pero afortunadamente no explotó por acción de los seguros.
Posteriormente emprendería tareas de abastecimiento a los distintos destacamentos diseminados por las islas. En su larga travesía operó desafiando a los submarinos nucleares; soportó rolidos del orden de los 25 y 30 grados; sus 20 tripulantes hicieron de todo a puro corazón, desde realizar las tareas de navegación interisleña hasta trabajar de estibadores.
Operó en estrecho contacto con gente del Ejército, cuyo personal, vehículos y pertrechos en gran parte fueron transportados por este buque. Así su misión logística se cumplió perfectamente por su capacidad de transporte y su calado adecuado para los puertos de las islas.
El 8 de mayo
Amarró en Puerto Rey al costado del Río Carcarañá, para realizar su alije en conjunto con el Yehuin, el Forrest y el Monsunen.
El 10 de mayo por la noche mientras navegaba rumbo a Puerto Howard fue iluminado por una granada estrella en las proximidades de la isla del Cisne.
Inicialmente se supuso que provenía de fuerzas propias, pues no se había detectado ninguna presencia británica y se estimaba que era poco probable que el enemigo navegase por las estrechas aguas del canal San Carlos.
Sin embargo, inmediatamente fue atacado por la fragata HMS Alacrity, que produjo varios impactos directos sobre la obra muerta del buque.
A pesar de las maniobras evasivas intentadas, se recibieron nuevos impactos de cañón que hicieron que el Isla de los Estados literalmente volara, pues a bordo había munición del Ejército y 5.000 litros de JP1 (combustible para aviones). Sólo 4 personas de la tripulación pudieron escapar de esa explosión gigante, pero 2 de ellas murieron al dirigirse a la costa.
Finalmente el marinero López y el capitán Payarola alcanzaron una isla en medio del Estrecho San Carlos.
Allí sobrevivieron comiendo lo que encontraron y bebiendo agua de lluvia, hasta que el 16 de mayo fueron rescatados por el heroico Forrest.
ELMA Formosa
Este buque zarpó de Punta Quilla el 18 de abril transportando importantes materiales para el Ejército y la Fuerza Aérea, con el capitán J. Gregorio y el capitán de fragata Héctor Bianchi como comandante militar, arribando a las islas el día 20 luego de burlar el bloqueo.
La maniobra de descarga se complicó pues el muelle del Apostadero Naval Malvinas no tenía el calado suficiente para este buque de 20.700 toneladas. Entonces fondeó en Puerto Groussac, al noreste de la capital, para ser alijado por otros barcos del Apostadero.
El día 26 de Abril
El capitán Bianchi fue reemplazado por el capitán de corbeta Juan C. Iannuzzo y el 28 de abril pudo atracar al muelle luego de una difícil maniobra. Posteriormente aparecieron complicaciones notables durante la descarga del material en el puerto.
No había vehículos suficientes para el traslado de los pertrechos, faltaba utilaje adecuado, los guinches no podían soportar el peso de los bultos y al ser desembarcados con los elementos de a bordo se iban amontonando en el muelle, restando espacio para maniobrar.
La situación se tornaba muy peligrosa, pues entre el material manipulado había grandes cantidades de municiones y combustibles.
Además como los contenedores no podían ser trasladados, debían ser abiertos y vaciados en el muelle, transportándose su carga en entregas fraccionadas.
Ante la inminencia del ataque enemigo, el Formosa abandonó Puerto Argentino en la madrugada del 1 de mayo, sin haber completado su descarga. Ese mismo día a las 11:00 fue atacado por aviones Harrier que no le provocaron daños.
A las 17:30 un avión no identificado lo atacó con bombas y cañones cuando estaba por el través de la isla Pelada.
En esta última acción tampoco se produjeron bajas ni daños mayores, pero con asombro se descubrió que en la bodega se había alojado una bomba argentina de 250 kg sin detonar y con la espoleta desprendida, por lo que se dedujo que el avión atacante era propio, como se confirmó después de la guerra.
Ante esta situación crítica, el capitán Ianuzzo y dos voluntarios procedieron a trincarla con sumo cuidado, para que al llegar a puerto pudiera ser desactivada por personal especializado.
Tras una navegación muy tensa y sin ningún tipo de protección, el Formosa llegó al continente el 7 de mayo con su peligrosa carga sin explotar.
ELMA Río Carcarañá
Este buque zarpó de Buenos Aires el 22 de abril con el capitán de corbeta Daniel Rovelo como comandante militar, transportando 934 toneladas de carga.
Luego de quebrar el bloqueo, fondeó en Puerto Groussac el 26 de abril, encontrándose con las mismas dificultades que se describieron anteriormente para efectuar la descarga en el muelle del Apostadero.
Así fue alijado por el Isla de los Estados hasta el día 29.
Durante el ataque del 1 de mayo fue ametrallado por un avión enemigo que erró el blanco. Después de dicho incidente se dirigió a zonas teóricamente menos peligrosas en el sur de la isla Soledad.
Este buque tampoco tuvo protección, medios de defensa ni comunicaciones adecuadas y su tripulación se vió expuesta a situaciones de tensión.
El 3 de mayo recibió órdenes de zarpar hacia Puerto Rey y al día siguiente traspasó 68 tambores de combustible al Monsunen. El día 5 entregó víveres al Forrest y 2 cocinas de campaña y 5 contenedores al Yehuin. Las maniobras de alije por parte del Isla de los Estados, el Forrest y el Monsunen se prolongaron hasta el 10 de mayo; en que se completó su descarga.
El día 16 a las 10:00 fue sobrevolado por un avión británico y a las 13:30 recibió el ataque de 2 Harrier con bombas y fuego de cañón. Si bien los daños parecían ser leves, se efectuó el desembarco del personal.
Posteriormente el infatigable Forrest trasladó a la tripulación hasta Bahía Fox. El día 20 una comisión se destacó a Bahía Rey para evaluar el estado del Río Carcarañá, concluyéndose que no podía navegar. Se supone que el buque abandonado fue finalmente hundido en los ataques del 23 y 24 de mayo.
Yehuin
Este buque perteneciente a la compañía Geomater operaba como sostén logístico de la plataforma petrolera General Mosconi. Su diseño lo hacía especialmente apto para tareas de alije y transporte de contenedores.
El 29 de abril zarpó de Río Gallegos con el capitán de corbeta Ricardo Llambí como comandante militar; arribando a las islas el 1 de mayo, siendo así la última unidad naval en romper el bloqueo.
Como consecuencia de los ataques aéreos de esa fecha, se desplazó hacia Puerto Aventura hasta el 3 de mayo; en que una alerta aérea lo obligó a dirigirse a Puerto Yeguas. Finalmente el día 4 arribó a la capital de las islas.
Al igual que los demás buques del Apostadero, desarrolló muchas travesías logísticas en situaciones de alto riesgo y con las serias limitaciones descriptas con anterioridad.
Forrest
Este buque de 250 toneladas de desplazamiento y 8 nudos de velocidad pertenecía a la Gobernación colonial y realizaba tareas para la Falkland Islands Company.
Fue requisado y puesto bajo el mando del teniente de navío Rafael Molini el 14 de abril y obviamente soportaba todas las limitaciones que se indicaron para los casos anteriores.
Para disimular su presencia se cubrió su color rojo original con pintura negra. Inicialmente se lo destinó para tareas logísticas, pero con el desarrollo de las acciones también remolcó a otros buques; exploró espacios marítimos, alijó, rescató naúfragos, recorrió las distintas bases dispersas por las islas y hasta sostuvo un duro combate contra un helicóptero artillado británico.
En resumen, fue un verdadero comodín multipropósito. Su presencia se tornó familiar en cuanto incidente naval se presentaba en las islas y su desempeño fue un ejemplo de esfuerzo; tenacidad y trabajo silencioso.
En las operaciones de regado de minas ayudó a situar la posición de los artefactos y actuó como cortinador acústico antitorpedos; para lo cual se colgaron cadenas en los costados del buque; se pusieron en marcha todos los motores y se ordenó a la tripulación que golpeara el casco para atraer hacia sí los posibles torpedos destinados al buque minador; con el consiguiente peligro que esta acción tenía.
El 1 de mayo
Participó en el primer combate aeronaval de la guerra de las Malvinas. Ese día se hallaba fondeado en la caleta Riñón junto con el guardacostas GC82 Islas Malvinas; cubriendo una guardia de vigía radar y esperando una oportunidad para ingresar a Puerto Argentino.
A las 16:40 avistó un helicóptero enemigo tipo Sea Linx que volaba al encuentro de ambos buques. En esa circunstancia el teniente Molini ordenó alistar toda su tripulación que estaba armada con sólo 13 fusiles automáticos FAL. A una distancia de 400 m el helicóptero inició el ataque sobre el Forrest, al que le produjo daños menores en la banda de babor.
Después se dirigió al guardacostas que estaba a 100 m del primer buque, causándole un herido grave y averías generales.
Entonces el GC82 zarpó hacia la capital, mientras que el Forrest marchó decididamente al encuentro del atacante; disparando todos sus fusiles cuando se aproximó a 100 m de la aeronave. Mientras el buque trataba de acercarse y disparar a un blanco tan móvil; el helicóptero aparecía y desaparecía detrás de los accidentes del terreno, abriendo fuego en cada oportunidad favorable. Luego el helicóptero emprendió la retirada hacia la bahía de la Anunciación, posiblemente para aterrizar en la isla de los Pájaros.
El Forrest marchó en su persecución con la esperanza de que la aeronave tuviese averías; pero al hacerlo el helicópterohuyó hacia el este en dirección de la flota enemiga.
Finalmente digamos que las peripecias corridas por este buque fueron tantas, que sería muy largo detallarlas una por una. Sin embargo, algunas se describen en los apartados correspondientes a los demás buques del Apostadero Naval Malvinas.
Tras de la caída de Puerto Argentino fue una verdadera pena ver que este valeroso buque requisado era tripulado por integrantes de la Royal Navy …
Monsunen
Este buque pertenecía a la Falkland Islands Company y desarrollaba 7 nudos de velocidad. Fue requisado y puesto bajo el mando del teniente de navío Jorge Gopcevich Canevari. Sus plumas y su capacidad de transporte lo hicieron muy útil para las tareas logísticas, desarrolladas en condiciones muy adversas. Cumplió 19 misiones de alerta temprana y transportes diversos, muchos de ellos vitales hasta para los habitantes de las islas, pues se trataba de alimentos.
El 2 de mayo se embarcó el mayor Jorge Monge para buscar los cañones del GADA 101 que estaban a bordo del Rio Carcarañá. Como medida de seguridad se instalaron dos ametralladoras MAG, una a proa y otra a popa; más por efecto moral que por su eventual eficacia ante un ataque naval o aéreo.
Luego de unos días con continuas alertas de ataques aéreos y tormentas, ya en el estrecho se procedió al transbordo de los 8 cañones y 16.000 proyectiles que se hallaban por entonces a bordo del Isla de los Estados.
Esta operación se realizó de noche, con mucho viento y continuos rolidos. Cuando regresó a Puerto Argentino, recibió una alerta de ataque naval, posiblemente de un submarino, que lo obligó a permanecer inmóvil durante 8 horas.
En otra misión
El 21 de mayo zarpó de bahía Fox hacia la capital de las islas; llevando 250 bolsas de harina y 150 tambores de JP1.
En la madrugada del día siguiente fue sobrevolado por un helicóptero inglés, hallándose en el estrecho que separa la isla Bounganville de la isla Soledad.
A los pocos minutos recibió una intimación de rendición por radio. El helicóptero regresó a los 15 minutos, siendo recibido con fuego reunido de fusilería y una MAG cedida por el Ejército; lo que provocó que la aeronave se alejase con aparentes daños.
Al poco tiempo se detectaron dos ecos grandes a 8 millas que se acercaban rápidamente. Entonces el Monsunen buscó refugio cerca de la costa, pero cuando los barcos llegaron a 3 millas abrieron fuego con bengalas y munición trazante. Ante esa situación el teniente Gopcevich Canevari decidió embocar la nave contra la costa; en las proximidades de caleta Foca, interumpiéndose el ataque enemigo por falta de contacto radar.
Para abandonar el buque;
Ae arriaron 3 balsas inflables, lo que resultó complicado por las olas presentes; la oscuridad reinante y la reanudación del fuego naval sobre la zona de desembarco.
Durante esta maniobra nocturna se produjo la caída al mar del último cabo que debía descender. Esta circunstancia sólo fue advertida por el conscripto Bazán; que resueltamente se lanzó al mar para rescatarlo con éxito de los peligrosos remolinos que lo habían succionado.
Al amanecer el enemigo se había retirado y se escuchaba el ruido del motor del Monsunen aún en marcha. Al acercarse se vió que la nave había zafado de su varadura, por lo que se la abordó nuevamente y se constató que no había sufrido daños en el casco pero sí en la hélice o en su eje.
Cuando se intentó zarpar, la hélice se enredó con la cuerda de amarra, siendo inútiles los esfuerzos para solucionar el inconveniente.
El 23 de mayo
El Forrest se presentó en el lugar para remolcar al buque averiado, utilizando la cadena del ancla del Monsunen.
Luego de muchas vicisitudes ambas embarcaciones pudieron arribar a Darwin y atracaron en el muelle de Ganso Verde. El 24 de mayo se traspasó toda la carga al Forrest; que partió hacia Puerto Argentino, mientras que el Monsunen quedó al aguardo de ser reparado.
A pesar de la odisea pasada, su valerosa tripulación no bajó los brazos y solicitó ser incorporada a la dotación que defendía la localidad.
En consecuencia se le asignó una posición en la playa y en el muelle donde había quedado el buque. Entonces se construyeron los pozos de zorro para la defensa y se minó la costa con pequeñas bombas subacuas.
El día 26 la proa del Monsunen recibió el impacto de los cañones enemigos, sin causar averías mayores. El 28 los británicos volvieron a atacar al buque, sin que se produjeran daños.
En ese día se inutilizaron los aparatos esenciales del Monsunen ante la inminente caida de la plaza. Sin embargo, el enemigo luego lo recuperaría para su uso.
Penélope
Esta pequeña goleta también pertenecía a la Falkland Islands Company y apenas desarrollaba 4 nudos de velocidad. Fue requisada el 7 de mayo y puesta bajo el mando del teniente de navío Horacio González Llanos. Colaboró en las tareas logísticas ya descriptas con las serias limitaciones indicadas.
Al igual que en el caso del Forrest, sus numerosas peripecias se han tornado casi legendarias entre los veteranos del Apostadero Naval Malvinas. Así en su última travesía procedió a alijar al ARA Bahía Buen Suceso en Bahía Fox; embarcando 30 tambores de JP1 para llevarlos a Puerto Argentino.
La Penélope zarpó de Fox a fines de mayo y encontró muchas dificultades en su navegación; debido a la neta supremacía del enemigo en las aguas malvinenses; que la obligaba a ocultarse y a moverse con mucho cuidado. Además su reducida velocidad provocaba que los cruces le demandaran muchas horas, con el consiguiente peligro de ser detectada.
Así transcurrieron penosamente los días hasta que en la primera semana de junio irradió su última comunicación; en la que informaba que se encontraba al oeste de la isla Bougainville; que su sonda estaba fuera de servicio y que le quedaba combustible para sólo 2 días, lo que resultaba insuficiente para llegar a la capital. Sin embargo pudo arribar a Puerto Argentino unos días antes de su caída; pues en una de las incontables caleteadas para ocultarse de los británicos; se avistó un casillaje en tierra en el que se pudo encontrar tambores de gasoil.
Guardacostas GC82 Islas Malvinas y GC83 Río Iguazú
Estas dos anchas patrulleras de la Prefectura Naval Argentina de 90 toneladas y 28 m de eslora, estaban armadas con sólo 2 ametralladoras de 12,7 mm pero eran modernas y podían alcanzar 22 nudos de velocidad. El 11 de abril zarparon de Puerto Deseado hacia las islas, cargadas al máximo de su capacidad.
Cabe resaltar que este cruce de casi 700 km se realizó al límite de su autonomía máxima y atravesando un mar abierto para el que no resultaban muy aptas. Llegaron a Puerto Argentino el 13 de abril luego de burlar el bloqueo británico y superar un mar 8. Inmediatamente se procedió a pintar las embarcaciones con un camuflaje apropiado. Inicialmente se destinaron a sus tareas específicas, pero al poco tiempo debieron emprender trabajos propios de la marina de guerra.
Junto con las otras embarcaciones menores del Apostadero; se turnaron para patrullar todas las vías de aproximación a Puerto Argentino durante la noche; con lanzamiento de cargas subacuas antipersonales confeccionadas por los Buzos Tácticos para prevenir la eventual acción de buzos provenientes de submarinos enemigos.
También era habitual que transportasen diversos grupos comando que descendían en diversos puntos de las islas para contrarrestar las eventuales incursiones enemigas.
Así en una travesía a la isla de los Leones Marinos el GC83 desembarcó una veintena de infantes de marina que hallaron depósitos de combustible de aviación y dos precarias pistas de aterrizaje en cruz, una de 800 m y otra de 400 m.
El 22 de mayo
El GC83 Río Iguazú, al mando del subprefecto Eduardo A. Olmedo, se encontraba en el seno Choiseul transportando 2 obuses de 105 mm y 20 hombres del Ejército para Darwin. A las 08:30 de ese día fue atacado por 2 o 3 aviones Harrier.
El fuego del enemigo fue contestado con ambas ametralladoras, una de las cuales era operada por el cabo segundo Omar Benítez; quién cayó abatido al recibir un impacto de 30 mm en pleno tórax. Los dos tripulantes que disparaban con la otra ametralladora recibieron heridas de esquirlas.
En ese momento el cabo segundo José Raúl Ibañez se encontraba achicando una vía de agua que pronto se reveló como incontenible.
Al subir a cubierta para dar aviso, se encontró con el compañero muerto. A pesar de no contar con ninguna instrucción como ametralladorista, inmediatamente tomo su lugar y comenzó a operar la ametralladora de 12,7 mm con la que logró hacer impacto en una aeronave enemiga que se aproximaba por popa y luego cayó en las proximidades de Darwin.
Sin embargo, el severo ataque británico continuó; hasta obligar al comandante de la pequeña nave a embocarla en la costa debido a los irreparables daños que sufrió. La tripulación desembarcó y buscó refugió en tierra, pudiendo posteriormente rescatar los obuses y luego regresar a salvo a Puerto Argentino.
Por su parte el GC82 Islas Malvinas, al mando del oficial principal Jorge C. Carrega, el 1 de mayo sufrió el ataque de un helicóptero británico como se indicó anteriormente.
Al momento de la rendición, las tripulaciones de los dos guardacostas se hallaban a bordo del GC82. Entonces procedieron a destruir equipos y claves secretas, pero no pudo concretarse la destrucción de la nave.
Otras unidades auxiliares
Además de los buques mencionados, en Puerto Argentino había un conjunto de unidades menores agrupadas en la denominada Dotación de Lanchas, que comprendía un pequeño remolcador de dársena de nombre Lively, dos lanchas de desembarco tipo EDPV y una chata de combustible sin propulsión propia.