Regimiento de infanteria 7 Coronel Conde
Guerra de Malvinas Regimiento de Infanteria 7 Coronel Conde
La aventura de la bandera de guerra del Regimiento de Infantería Mecanizada 7 “Coronel Conde” en Malvinas.
En la prolija Sala Histórica del Regimiento de Infantería Mecanizada 7 “Coronel Conde”; ubicada en los cuarteles de la localidad de Arana, próximos a la ciudad de La Plata; se encuentra expuesta en lugar privilegiado y encerrada en un lujoso cofre, la bandera de guerra que usara la unidad desde 1961 hasta 1985.
Amarillenta y desflecada, su tela y semi deshechos sus bordados, los veinticuatro años en que fuera portada por sus abanderados al frente del Regimiento; muestran no solamente ese tiempo, sino particularmente los efectos que las circunstancias de la guerra de Malvinas le produjeran en el corto lapso en el que aún; como bandera de guerra, estuviera su asta plantada en proximidades del Puesto Comando de la Unidad; azotada por el viento y otras circunstancias que narraremos.
El 11 de junio de 1982
Ante el previsible revés de nuestras tropas y la incertidumbre reinante; un grupo de oficiales y suboficiales de ese cuerpo, decidieron defender su insignia; la ocultaron envolviéndola en una bolsa de plástico y la enterraron en un lugar conocido sólo por ellos, para evitar que ante la derrota inevitable; la hiciera caer en poder el enemigo.
Al día siguiente, ante la evidencia de la rendición; la desenterraron y la separaron pieza por pieza, para asegurarse de que no cayera en manos inglesas.
Sus partes componentes se distribuyeron de la siguiente forma; el entonces teniente Guido Bono envolvió en su cuerpo el paño, ya muy castigado por el viento; la corbata, despojada de sus condecoraciones, fue escondida dentro del abrigo del entonces teniente Miguel Cargnel.
Las distinciones fueron descosidas y se repartieron también, de entre los siguientes oficiales y suboficiales; la Cruz Peruana la llevó el entonces mayor Carrizo Salvadores, cosida en el interior del cinturón; la cinta o Dístico de Curapaligüe la escondió el teniente Colom en una de sus botas de combate; la del asalto a la Fortaleza de El Callao, la ocultó en el dedo de uno de sus guantes de abrigo, el subteniente Alfredo Luque; la de la Campaña del Río Negro fue disimulada dentro del forro de abrigo de la parka del suboficial principal; Juan Reyes y la de la Toma de Lima; fue escondida entre las dos partes del casco de acero del suboficial principal Humberto Spiletti.
Los Históricos Escudos de Honor de Carampangue, Chacabuco y Maipú fueron ocultados por el entonces teniente primero Jorge Calvo; el subteniente Jesús Martín y el capitán Daneri.
Estos oficiales y suboficiales regresaron al continente en distintas tandas y oportunidades.
Recién, el 14 de julio,
lograron reencontrarse en el cuartel del Regimiento de Infantería Mecanizada 3; en La Tablada, que funcionaba como lugar de reunión y atención del personal que había combatido en nuestras islas.
Ese mismo día, el encuentro de aquel grupo de soldados; permitió reunir las partes componentes de la Bandera Nacional de Guerra del histórico y esforzado Regimiento 7 de Infantería Mecanizada.
La lectura de este episodio, prolijamente redactado y expuesto en un cuadro próximo al cofre que contiene este glorioso lábaro; emociona vivamente a quienes visitan la Sala Histórica de la Unidad, que también contiene otras muchas valiosas reliquias de su larga trayectoria; hacen reflexionar acerca del silencioso y casi ignorado gesto de este grupo de valientes; que ha quedado vivamente grabado en la rica historia de este antiguo regimiento de nuestra Infantería.
por Sergio Toyos
Relatro extraido de http://bombardeandoalpirata.blogspot.com/