Malvinas: un jurista alemán ratifica la soberanía argentina
La Nación Martes 18 de marzo de 1997, Buenos Aires, Argentina
Malvinas: un jurista alemán ratifica la soberanía argentina
Autodeterminación: ningún tribunal internacional podría razonablemente 
considerar esta posibilidad; un caso difícil porque no existen antecedentes 
jurídicos.
 
Por Ovidio Bellando 
El jurista alemán Rudolf Dolzer, director del Instituto de Derecho Internacional de la Universidad de Bonn, que en 1983 publicó en alemán un libro sobre el status de las Malvinas, cuya versión inglesa apareció en 1923, en los Estados Unidos, aseguró ayer que «la Argentina tiene argumentos sumamente válidos para presentar el caso ante un tribunal internacional».
En una conversación con La Nación, de la que 
participó su amigo, el ex embajador argentino en Bonn, Roberto Guyer, el
 jurista alemán sostuvo que es altamente cuestionable, desde el punto de
 vista jurídico, la idea de autodeterminación.
En ambos temas 
-títulos y autodeterminación- aportó elementos que desarrolla en su 
libro que esta tarde, a las 18.30, será presentado en el Consejo 
Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI).
Consultado
 sobre la posibilidad de que la Argentina pueda presentar el caso en la 
Corte Internacional de La Haya, después de señalar que sólo puede 
recurrirse de común acuerdo de partes, recordó que cuando la Argentina 
propuso
 un arbitraje internacional en el siglo XlX (no existía la Corte 
Internacional), Gran Bretaña respondió en las cuatro oportunidades que 
se intentó (1833, 1884, 1885 y 1888) que no existía problema que 
resolver.
Expuso que de tratarse el caso en un tribunal 
internacional, se debe tener en cuenta que es sumamente complejo en 
razón de que no existen antecedentes en su globabilidad, aunque pueden 
existir en algunos aspectos de la cuestión.
Dolzer dijo que para 
responder a la pregunta sobre si es posible que un tribunal 
internacional atienda la demanda de autodeterminación de los isleños hay
 que preguntarse cuál era el status de la Malvinas en diciembre de 1832 y
 «mi respuesta es que las islas eran argentinas».
Con referencia a la ocupación británica admite que no hubo acto de fuerza «pero si amenaza de utilizarla, lo que es lo mismo».
Además,
 debe tenerse en cuenta que sólo en 1945, con la creación de la UN se 
definió el derecho de autodeterminación, y ofrece un ejemplo.»Supongamos
 que el país X gana una guerra al país Z, desaloja a los habitantes de 
éste y envía allí a los suyos; eso es lo que se hizo».
Dolzer 
se desliza por la pendiente de la comparación, como decía Ortega, y 
ofrece como ejemplo las negociaciones para la reunificación de las dos 
Alemanias.
Advierte, sin embargo, que el paralelismo no es 
total, y luego de una breve explicación sobre los antecedentes, el 
desarrollo y el final feliz, concluye: «Ambas partes tuvieron voluntad 
política en hallar una solución y la hallaron».
La pregunta que quedó
 pendiente para hoy en el CARI es si cree que ambas partes por igual 
tienen voluntad política para solucionar el diferendo. 
Guerra de Malvinas
El Hundimiento del HMS Sheffield
El
 empleo de los aviones de exploración Neptune facilitó la localización 
de blancos enemigos que luego podrían ser atacados. En el mapa puede 
apreciarse la derrota (el curso) seguido por el avión el 4 de mayo, día 
en que detectó la posición de parte de la flota británica.
Se 
captaron un blanco grande, seguramente un portaaviones y tres blancos 
medianos. El curso errático del avión explorador (cambios de dirección 
aleatorios cuando descendía a baja altura), era la forma de evitar un 
posible ataque de aviones o buques de la Fuerza de Tareas (Task Force).
De
 la Base Aeronaval Río Grande despegaron dos Super Etendard, armados con
 un Exocet cada uno, efectuaron un reabastecimiento con apoyo del 
Hércules KC-130 al mando del Vice Comodoro Pessana. La operación recibía
 el apoyo 
aéreo de dos escuadrillas de Dagger situadas a 20.000 
pies, armados con misiles aire – aire y un Lear Jet del Escuadrón Fénix 
actuaba, como siempre, en misión de diversión. Concluida la operación, 
los Súper Etendard prosiguieron hacia las coordenadas dadas por el avión
 explorador Neptune, aún volando a 4500 metros. Luego descenderían para 
ingresar en la zona muerta del radar y evitar ser detectados por los 
británicos.
Cuando los SUE estaban volando al ras del agua, 
próximos a las coordenadas especificadas por el Neptune, recibieron un 
mensaje de ese avión, confirmando un blanco grande y dos medianos en 
52º33′; Sur y 57º40′; Oeste y otro blanco mediano en 52º48′; Sur y 
57º31′; Oeste. En otros términos, el último buque distaba de los 
primeros unas 30 millas. Prosiguieron hacia esas coordenadas siempre al 
ras del agua, luego de recorrer unas millas más, se elevaron unos metros
 para salir de la zona muerta del radar británico y realizar barridos 
con el propio para localizar el blanco. Ambos pilotos detectaron un 
blanco grande y tres medianos, «engancharon» sus Exocet al blanco grande
 y cuando estuvieron a unos 50 km. lanzaron los misiles.
Los 
ingleses declararon, más tarde, que se había atacado al HMS Sheffield 
con un Exocet y que otro misil había pasado de largo frente a la Fragata
 Yarmouth. Ambos misiles fueron apuntados al blanco grande, es decir 
tenían las mismas coordenadas. El Exocet, entre sus muchas habilidades, 
tiene la posibilidad de cambiar de blanco si no encuentra su objetivo en
 la ruta especificada, pero tiene también espoletas de proximidad que lo
 hacen detonar si pasa muy cerca del buque sin llegar a impactar en él. 
Estas y otras características más del misil, permiten concluir que es 
sumamente difícil que un misil impacte en un buque y el restante pase de
 largo frente a esa u otra nave, sin haber cambiado de dirección al no 
encontrar nada en su ruta inicial o explotar por sus espoletas de 
proximidad. Son varios los especialistas que sostienen que el blanco 
grande fué impactado y que se trataba del portaaviones Hermes. Hecho que
 sería compatible con la escasa actividad de éste luego del 4 de mayo.
¿Blanco en el Hermes?
En todos los casos, se habló siempre de tres blancos medianos y uno grande.
Tanto
 el Neptune como los Súper Etendard, confirmaron ecos de ese tipo en sus
 pantallas. La declaración oficial británica indicaba que se había 
impactado al; HMS Sheffield;, pero si eso fuese correcto y efectivamente
 el buque; grande; impactado era el Sheffield, entonces los otros tres 
ecos medianos deberían tener un tamaño aproximado a la mitad del eco 
grande. Como el Sheffield tenía aproximadamente 120 metros de eslora 
(largo), la única posibilidad de que ése fuese el blanco grande sería 
que los otros tres buques no superasen los 50-60 metros, pero lo 
interesante del caso es que la flota no poseía en la zona del conflicto 
buques de 50 metros de eslora. Teniendo en cuenta que un portaaviones 
del tipo Hermes tiene una eslora de aproximadamente 200 metros y que los
 destructores y fragatas oscilan entre 120 y 100 m, es mucho más 
razonable suponer que un blanco grande (200 m) sea escoltado por dos 
blancos medianos (100 a 120 m). Se sabe que ambos Exocet se dispararon 
al blanco grande. Es muy poco posible que por las características 
técnicas de este misil falle uno, pero es altamente improbable que de 
dos misiles dirigidos a un mismo blanco fallen ambos.
La 
posición Argentina se evidencia, por lo tanto, como mucho más sólida, es
 decir, el blanco impactado fue realmente el portaaviones HMS HERMES y 
no el Sheffield:
¿Por qué entonces los británicos declaran que el buque destruído fue el Sheffield?
Lo
 más factible es que, en realidad, el Sheffield habría sido atacado por 
la Fuerza Aérea Argentina el primer día de combates. Al ser impactado el
 Hermes se blanqueó la destrucción del Sheffield y se ocultó la avería 
del portaaviones, que representaba un revés muy serio para la flota. La 
marina británica se consideraba invulnerable… ¿cómo entonces un 
portaaviones era seriamente averiado?… Tal vez no basten dos Exocet 
para hundir a un portaaviones, pero seguramente los daños producidos en 
su «obra muerta» por dos misiles de estas características deben ser de 
consideración.
Para la supuesta invulnerabilidad de la flota 
era inadmisible que se reconociera lo ocurrido, además de que una 
noticia de esas características sería causal más que suficiente para que
 la OTAN exigiera a la Primer Ministro el regreso de la flota, y así 
evitar desguarnecer a los países europeos frente a la amenaza soviética.
 Por algún motivo, el Gobierno Británico ha impuesto el Secreto de 
Guerra sobre todo lo ocurrido en Malvinas. Muy probablemente porque en 
este caso y en otros que sucedieron después, sería catastrófico 
evidenciar que la flota británica no presentaba la fortaleza que se 
creía, además de perjudicar muy severamente los intereses políticos de 
Magaret Hilda Thatcher.