Gestión que languidece

Guerra de Malvinas 1982

Gestión que languidece

Clarín, Lunes 31 de mayo de 1982, Buenos Aires, Argentina

Gestión que languidece

Por Oscar Raúl Cardoso

NACIONES UNIDAS (Enviado especial). – Sin duda, muy a pesar de los deseos de sus miembros, el Consejo de Seguridad de la ONU deberá reasumir hoy, lunes, o a más tardar mañana. su responsabilidad histórica en la crisis del Atlántico sur.
No está en mejores condiciones para hacerlo que la semana pasada y -conviene tener presente esto para no alentar falsas expectativas- ni los más optimistas entre los observadores estiman factible que de esta nueva instancia pueda alcanzarse un «cese de hostilidades».
En el mejor de los casos -para utilizar la caracterización hecha por fuentes diplomáticas argentinas un proyecto de resolución alcanzará la instancia del veto británico, haciendo oblar a Londres un alto precio político.
De todos modos, el secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuellar, ya ha optado por la decisión de «devolver la pelota al campo del Consejo de Seguridad» notificando que su gestión de buenos oficios otra vez ha concluido en un fracaso. Cualquier esperanza que Pérez de Cuellar haya alentado se desvaneció el jueves pasado cuando el representante británico, Anthony Parsons, hizo entrega del documento conteniendo la posición final de Londres.
Según fuentes de la Secretaría General de la ONU ese texto puede resumirse en los siguientes puntos:
-Cualquier cese de fuego debe estar vinculado con un inmediato retiro de efectivos argentinos del archipiélago en disputa.
-Cualquier simultaneidad entre el repliegue de las unidades británicas y los efectivos argentinos está, a esta altura, «absolutamente descartada».
-Gran Bretaña comunicó también que solo estará en condiciones de «considerar» el retiro de sus tropas recién cuando se haya dado «apropiado» cumplimiento a las siguientes exigencias:
1) Recuperación efectiva del territorio del archipiélago por parte de sus tropas.
2) Restablecimiento de la administración británica en las islas, tal como estaba vigente el pasado 1° de abril.
3) Formulación de consultas a los isleños para decidir su futuro, incluyendo la posibilidad de una negociación con la Argentina para determinar cuestiones de fondo como el tema de la soberanía. Esto significa que serán los «kelpers» quienes tendrán que «legitimar» un diálogo diplomático
bilateral.
4) Previamente, la Argentina deberá tomar a su cargo «la reconstrucción económica del archipiélago».
-Un último punto, vital en este caso, está dado por la exigencia británica de que un eventual acuerdo en el marco de las Naciones Unidas legitime un pacto de seguridad en el que participarían países no especificados del hemisferio, con una sola excepción, EE.UU., mencionado específicamente en el documento británico. Obviamente estas son condiciones que se imponen a un vencido -y no es el caso argentino-, no los requerimientos apropiados para
una negociación de dos partes a través de un mediador. Esta conclusión es particularmente clara en el punto referido a la «compensación económica» implícita que Londres demanda de Buenos Aires. Sin embargo, tanta intransigencia también condiciona a pagar un precio político. Este ha sido el caso en el Consejo de Seguridad donde -según algunas versiones-, varios de sus miembros se muestran dispuestos ahora a condicionar a Londres a un veto.
Un cálculo de los observadores ofrece actualmente un total de 8 países inclinados a asumir esta posición: Panamá, Unión Soviética, China, Polonia, Japón, Irlanda, Uganda y España, siendo este último Estado el que podría asumir la responsabilidad de auspiciar un proyecto de resolución.
Esta fuerza es insuficiente, ya que todavía faltará un voto más para forzar a Gran Bretaña al veto. En este sentido la decisión de Francia es ciertamente vital ya que además llevaría consigo los votos de Togo y Zaire, también miembros del Consejo.
El embajador Arnoldo Listre ha trabajado activamente en este sentido durante todo el fin de semana y según fuentes fidedignas esto quedó demostrado por las entrevistas que sostuvo con diez, sobre un total de quince miembros del Consejo.
Por su significado -agregaron- debe destacarse el extenso diálogo que mantuvo con el presidente del organismo y representante de China, embajador Ling Qing, a quien lo une una larga amistad personal producto de su participación simultánea en las dilatadas deliberaciones de la conferencia sobre derechos del mar.

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