Capítulo XIV – Las lecciones del conflicto
 
V Parte – Experiencias y enseñanzas
Capítulo XIV – Las lecciones del conflicto
Introducción
852.
 Al realizar el análisis y evaluación de lo actuado en el Conflicto del 
Atlántico Sur, esta Comisión ha advertido y comprobado una serie de 
circunstancias y hechos que constituyen importantes experiencias de 
naturaleza política y militar. Una vez elaboradas, podrán proporcionar 
valiosas enseñanzas, las que contribuirán a perfeccionar la organización
 integral de la Nación para el logro de sus objetivos políticos en 
situaciones de conflicto, actualizarán nuestra doctrina para el empleo 
del potencial de guerra y del poder militar, mejorarán los conocimientos
 y procedimientos de empleo de medios modernos en el combate, y 
acrecentarán la aptitud profesional de los mandos, como así también de 
las tropas de nuestras FF.AA.
 
 853. Por lo expuesto, esta 
Comisión se limitará a enunciar los aspectos más trascendentes, toda vez
 que, a su juicio, ellos deban ser estudiados y procesados en los 
organismos competentes, a fin de extraer de los mismos las 
modificaciones rectificadoras que modernicen y perfeccionen el sistema 
xxxxxxxxxxxx, orgánico y jurídico integral de nuestra defensa nacional.
 
 854. De esta manera, los errores y omisiones cometidos podrán ser 
aprovechados, luego de imprescindibles sinceramiento de las falencias 
propias a la ley de verdad y de la realidad conocida, para procurar 
capitalizar esta experiencia en provecho propio y evitar, 
simultáneamente, la repetición de los aspectos negativos producidos 
durante el conflicto.
 
 855. Ello constituye una obligación moral
 insoslayable ante la ofrenda de nuestros muertos en batalla, el 
sacrificio de los heridos y el sufrimiento de los cuadros y de las 
tropas durante la campana.
Aspectos nacionales
Organización de la Nación para la Guerra
856.
 Ha quedado demostrada la falta de preparación y organización del país 
para caso de guerra, debido a la carencia de una legislación necesaria 
en materia de defensa nacional, a la deficiencia de las estructuras 
orgánicas adecuadas y a la falta de procedimientos convenientes que 
permitan prever, planificar y ejecutar, en forma oportuna y eficaz, la 
movilización de la Nación para atender las exigencias de una 
confrontación bélica.
 
 857. Por otra parte, tampoco se cuenta 
con un organismo y medios idóneos que, en forma centralizada, elaboren 
un sistema nacional de planeamiento para conducir integralmente el 
quehacer de las Fuerzas Armadas dentro de la política nacional, en sus 
vertientes de seguridad y desarrollo.
 
 858. En 1966 se promulgó 
una Ley de Defensa Nacional (Nº 16.970) que procuró remediar esta 
falencia, pero, en forma paulatina, fue dejada de lado. Subsistieron 
sólo algunos organismos como el COMIL y el EMC, los que no respondieron 
en forma alguna a las exigencias del conflicto, en razón de sus 
problemas intrínsecos.
 
 859. La estructuración del CONASE ha 
sido el elemento orgánico que más se ha aproximado a las necesidades que
 reclamar previamente, el estado de guerra. En caso de haberse hallado 
vigente para el Conflicto del Atlántico Sur, habría permitido evitar las
 deficiencias observadas, teniendo en cuenta que tampoco la Secretaría 
de Planeamiento fue debida y oportunamente consultada.
 
 860. En 
la actualidad, y en los países mas desarrollados, las situaciones 
bélicas o conflictivas son conducidas por medio de Gabinetes de Crisis 
que actúan en forma adecuada para atender las necesidades de la 
conducción del Estado durante la guerra y los cambios político, 
económico, psico-social y militar, durante el transcurso de situaciones 
de conflicto.
 
 861. En el campo económico, es conveniente contar
 con las previsiones necesarias Y la legislación adecuada para el pasaje
 a una eventual sitiación de economía de guerra en la que, en forma 
expeditiva y con equipos de XXXX xxxx preferentemente el desarrollo del 
conflicto desde el punto de vista de este campo del potencial nacional.
 
 
 
 
 Política Militar 
 
 
 862. La República Argentina no posee oficialmente una política militar 
orgánica, cuyos fines y modos de acción claramente establecidos, 
armonicen, presupuestos, estructuras y estrategias entre las tres FF. 
AA., y entre éstas y el conjunto del quehacer político, económico y 
social del Estado Nacional. Así, por ejemplo, se careció de una armónica
 política presupuestaria que, debidamente integrada en nuestra real 
capacidad tecnológica, económica e industrial, atendiera las necesidades
 de mejorarlos medios aéreos, submarinos, de defensa aérea y 
electrónicos.
 
 
 
 
 Código de Justicia Militar 
 
 
 863. Esta Comisión considera que el Código de Justicia Militar conviene
 que sea actualizado a la luz de la realidad del combate moderno, la 
incorporación de complejas tecnologías, las experiencias recogidas en la
 guerra del Atlántico Sur y la confrontación con códigos similares 
pertenecientes a las potencias que intervinieron en las últimas 
conflagraciones en el mundo.
 
 
 
 
 Servicio Exterior 
 
 
 864. El personal que se desempeñaba en los cargos superiores del 
Ministerio de RR.EE., salvo honrosas excepciones, no acreditó en las 
tareas de estudio y de asesoramiento correspondiente al campo integral 
de las relaciones internacionales, el alto nivel de eficiencia 
profesional que exigía el conflicto.
 
 Tal situación reclama, 
para ese ámbito, la urgencia de una mejor y más exigente capacitación y 
selección de los funcionarios para sus promociones y destinos orgánicos.
 (v.g: Asesoramientos producidos e incluidos en expediente CM VI/38/83).
 
 
 
 
 Inteligencia Estratégica 
 
 
 865. Las actividades propias de este campo no recibieron el tratamiento
 que su importancia integral reclamaba, mostrando así graves 
vulnerabilidades ante la acción enemiga, y limitaciones en la obtención 
oportuna de la información necesaria y su consecuente elaboración para 
obtener inteligencia de-diferentes niveles.
 
 866. Todo ello 
reclama la constitución y funcionamiento de la real comunidad 
informativa establecida en la incipiente doctrina de inteligencia que 
comprende, además de los organismos especializados, los ministerios más 
directamente involucrados en el quehacer de la defensa,nacional y en el 
logro de objetivos políticos nacionales (Defensa, RR.EE., Acción Social,
 Economía, Obras y Servicios Públicos, etc).
 
 De esta manera se 
logrará constituir una verdadera y eficaz herramienta de la conducción 
para asistir, en este campo fundamental del quehacer humanos, los 
responsables de la conducción política y estratégico-militar. 
 
 
 
 
 Acción Psicológica 
 
 
 867. Las falencias en ese campo han sido graves. No hubiese afectado 
tanto el resultado del conflicto si se hubiese dispuesto de una eficaz 
acción psicológica ante , durante y después del mismo, lo que habría 
permitido, al menos evitar el sentimiento nacional de frustración que 
produjo el desenlace.
 
 868. La importancia de este especialísimo
 campo de la actividad humana se evidencia, cuando se considera que la 
derrota, en última instancia, sobreviene cuando claudica la voluntad de 
lucha de uno de los contendores. Esto involucra la influencia de un 
factor de orden psicológico, QUE ES INDEPENDIENTE DEL RESULTADO DE LA 
BATALLA Y DE LOS POTENCIALES ENFRENTADOS.
 
 869. De esta forma, 
la caída de Puerto Argentino, podría haberse convertido en una victoria 
psicológica de la cual se podrían enorgullecer las generaciones 
venideras. La dimensión del oponente, la justicia de la causa, y, 
finalmente, la firme determinación de enfrentar a un enemigo superior, a
 despecho del inevitable epílogo, eran algunos de los ingredientes más 
importantes para lograr ese objetivo.
Aspectos institucionales
Doctrina Conjunta
 
 
 870. Las deficiencias observadas en materia conjunta han resultado 
significativas y reclaman urgente solución. El primer accionar conjunto 
de las Fuerzas Armadas se produjo en esta guerra con Gran Bretaña.
 
 No se registran, previamente, operaciones de adiestramiento o 
ejercicios conjuntos de importancia. Ello ha constituido una grave 
responsabilidad de los conductores del presente conflicto.
 
 871.
 En la guerra moderna, sólo la integración a nivel conjunto de las 
FF.AA. permite el logro de los objetivos militares propuestos. Ello 
requiere, por consiguiente, un desarrollo armónico, balanceado, racional
 y adaptado a las necesidades del combate moderno de las tres FF.AA. De 
nada vale que una fuerza adquiera un potencial o capacidad determinada, 
si no es acompañada por un desarrollo similar en las otras fuerzas. Gran
 Bretaña lo demostró, al formar una fuerza de tareas anfibia 
perfectamente balanceada con las necesidades operativas. De nada le 
hubiese servido, por ejemplo, disponer de más buques de guerra si no le 
resultaba suficiente la cantidad de aviones que trasladó al TO. o 
viceversa. Otro tanto puede decirse de su infantería o de su artillería.
 
 872. Solucionar este problema, debe constituirse en una responsabilidad
 primordial de las autoridades de cada fuerza. Será necesario, en primer
 término, limar asperezas, delimitar ámbitos operacionales, desarrollar 
doctrinas conjuntas, efectuar ejercitaciones teóricas y practicas, 
instrumentar cursos de estado mayor y de conducción conjuntos y, 
fundamentalmente, hacer comprender a todos y cada uno de los integrantes
 de un comando operacional, que la misión y la suerte de dicho comando 
se halan por encima de toda consideración de orden institucional. Las 
guerras son ganadas; o perdidas- por la fuerza XXXXX de una Nación, y no
 por tal o cual de ellas. La guerra moderna no admite la posibilidad del
 triunfo del triunfo por parte de una fuerza, exclusivamente. En cambio,
 existe la seguridad de la derrota si ellos actúan en compartimientos 
estancos.
 
 873. El Estado Mayor Conjunto es el organismo 
fundamental para operar esta transformación. Para ello será necesario 
prestigiarlo, potenciarlo y dotarlo de los hombres más aptos que cada 
fuerza pueda destinar al mismo, en función de su vocación conjunta, 
acreditada y oficialmente calificada. Un sistema único de planeamiento, y
 el curso de guerra conjunto, más la atenta y exigente observación y 
selección en este sentido, deben ser los primeros pasos.
 
 
 
 
 Debilidades de las FF.AA. en el Conflicto 
 
 
 874. Este ha sido el único conflicto bélico de la Nación en lo que va 
del siglo. Si bien la paz es un objetivo nacional permanente de 
cualquier comunidad civilizada, ella se logra mediante una adecuada 
preparación para disuadir a los enemigos potenciales de emplear la 
fuerza en contra propia.
 
 875. Nuestras FF.AA. demostraron en el conflicto, las siguientes debilidades:
 
 a. Deficiencias en el accionar conjunto, según fue referido en el subtítulo anterior.
 
 b. Falta de desarrollo equilibrado y armónico del equipamiento de cada 
Fuerza, sujeto ello a las necesidades de la guerra moderna y las 
hipótesis de guerra existentes.
 
 c. Falta de una fuerza submarina adecuada.
 
 d. Falta de una aviación modernizada para la guerra en tierra y en el 
mar, y de medios aéreos de exploración y reconocimiento adecuados.
 
 e. Falta de fuerzas terrestres actualizadas profesionalmente, en especial para el combate en horas de oscuridad.
 
 f. Ausencia de una logística organizada y conducida con criterio conjunto.
 
 g. Falta de fuentes diversas para la obtención de armamento y de una 
adecuada capacidad de autoabastecimiento, por ausencia de tecnología 
propia y de industrias de guerra suficientes.
 
 h. Falta de 
adiestramiento suficiente en las FF.AA. para el aprovechamiento integral
 de la electrónica en todos los ámbitos de la guerra moderna (Aire, 
agua, tierra). 
 
 876. En el aspecto humano, debe enfatizarse el 
concepto de que el hombre es el elemento decisivo en toda batalla y, 
como tal, la calidad de los mandos adquiere importancia fundamental. 
 
 La edad del personal bajo servicio militar obligatorio, cuando estuvo 
bien instruido y conducido, no constituyó, en sí misma, limitación 
alguna a su capacidad de combatiente.
 
 877. Los largos períodos 
de paz alteran frecuentemente las pautas y los criterios para la 
formación y selección del personal de cuadros. De esta forma, en los 
períodos mencionados, prevalecen las aptitudes intelectuales por sobre 
las de carácter y espíritu militar. El valor -virtud genérica connatural
 a la profesión de las armas- resulta difícil de ser percibido y 
evaluado. De allí surge la necesidad de extremar, con severa prolijidad,
 la selección y formación de los hombres destinados al ejercicio del 
mando y la conducción superiores. A su vez, y para tener acceso a ese 
nivel de autoridad, es imprescindible destacar la importancia que poseen
 las aptitudes armónicamente acreditadas en el mando efectivo de tropas y
 unidades de combate, antes que en los trabajos de gabinete.
 
 
878. Considerado el conjunto de valores necesarios al militar, la 
responsabilidad es una de las virtudes superlativas. Su devoción 
constituye la cualidad más relevante de un comandante, y el hecho de que
 le corresponda en forma exclusiva, no exime, sin embargo, a los niveles
 dependientes, del respectivo ejercicio de la suya. Ello obliga, en 
particular en los niveles de la conducción superior, a exponer y 
analizar con absoluta lealtad militar aquellas disidencias de fondo que 
pudieren, eventualmente, afectar las futuras operaciones proyectadas y 
la suerte de las armas. La independencia de juicio y la honrada y leal 
franqueza intelectual, constituyen así, una exigencia en las tareas y en
 las decisiones del Comandante.