Testimonio del entonces Teniente Coronel Carlos Alberto Quevedo
Guerra de Malvinas Grupo de Artilleria Aerotransportado 4
Ex Jefe del Grupo de Artillería Aerotransportado 4 Testimonio del entonces Teniente Coronel Carlos Alberto Quevedo El 2 de abril me enteré de la recuperación de las Islas Malvinas; sentí una gran alegría porque el acontecimiento era la materialización de algo con lo que siempre habíamos aspirado todos los argentinos. Iniciado el conflicto, recibí la orden de alistar una batería. Resolví que fuera la Batería A al mando del Teniente 1ro Chanampa . Experimenté una lógica satisfacción porque una parte de mi Unidad concurriría a la lucha, pero al mismo tiempo me causó mucha tribulación la realidad de que el destino me negaba la posibilidad de ser actor directo y de tener la satisfacción de poder conducir mi Unidad en el combate. El 22 de abril se hizo realidad mi soñada esperanza: el Grupo de Artillería Aerotransportado 4 (GA Aerot 4), mi Unidad, recibió la orden de marchar completo a Malvinas. ¡Satisfacción por doquier! No podía ser de otra manera: el soldado profesional aspira siempre a probarse en el combate y arriesgar su vida por la Patria en sostén de una causa justa. No pude hacer menos que reunir a mis subordinados y emocionado hacerles notar el privilegio y la responsabilidad que nos asistía. Recibí la presentación de oficiales, suboficiales y soldados que por razones de servicio debían quedar en el cuartel, solicitándome se los incluyera en el rol de combate de la Unidad. Pude comprobar entonces, que no existe mayor satisfacción y estabilidad emocional, que tener, a través de las transparentes paredes de la subordinación, la visión de que lo que se comanda es un cuerpo espiritual armónico y con una firme decisión de lucha. El 23 de abril partió del aeródromo de Pajas Blancas el primero y el segundo escalón. El Capitán D Miguel Perandones, que marchó al mando del primer escalón, había sido destinado a mi Unidad unos días antes y en lo sucesivo fue mi Oficial de Operaciones. El 25 de abril arribó a Comodoro Rivadavia el tercer escalón a ordenes del 2do Jefe Mayor Aguilar Zapata. En Comodoro Rivadavia se recibió la orden de que el GA Aerot 4 ocuparía posiciones en la isla Gran Malvina. El transporte se efectuó por medio aéreo y el 28 de abril se reunió la totalidad de la Unidad en Puerto Argentino, aguardando nuestro traslado. El intenso tráfico y la congestión de elementos que sucesivamente iban arribando al aeropuerto, nos transformó en un blanco apetecible para el enemigo por lo que resolví ocupar una posición transitoria a 1,5 km. al Oeste del aeropuerto y al Norte de la ruta hacia Puerto Argentino. Mi decisión fue acertada pues a poco recibí la orden de ocupar una posición muy próxima a la ya elegida; desde la cual estaba en condiciones de batir con fuegos los 360 grados, excepto una parte de la zona ocupada por el Batallón de Infantería de Marina 5 (BIM5). El 1ro de mayo se inició el primer bombardeo a Puerto Argentino distante unos 1.000 mts. de nuestro emplazamiento. Se procuró rescatar el personal y material que allí se encontraba a la espera de ser embarcado hacia el Puerto Howard. El personal a ordenes del Subteniente Tonidandel resultó ileso y un jeep quedó totalmente inutilizado. Fue grande el impacto emocional que recibió el personal que concurrió al aeropuerto; los grandes cráteres de las bombas y los destrozos producidos. En plena tarea, enganchando una pieza, hizo explosión una bomba con retardo que afortunadamente no tuvo consecuencias graves; sí un gran efecto psicológico y «shock» emocional: era la guerra. A las 1100 horas se ordenó un cambio fundamental en la misión del GA Aerot. 4: permanecer en Puerto Argentino y reforzar con sus fuegos el Grupo de Artillería 3 (GA 3),para cuya ejecución dependería del Jefe de esa Unidad, el Teniente Coronel Balza. El 5 de mayo conjuntamente con éste ultimo, reconocimos una nueva posición de fuego hacia el Oeste para contar con mayor alcance, en razón que una de las capacidades que se le asignaba al enemigo era desembarcar por el Norte con efectivos aproximados a una Brigada de Infantería Reforzada. La nueva posición se situó a 2 km al Este de Moody Brook, al sur de la ruta que une el punto citado con Puerto Argentino. Del 6 al 8 de mayo se preparó y completó la nueva posición, la cual fue ocupada a partir de la primera hora del día 9 de mayo. Al terminar el primer día de ocupación de esta posición de fuego, que fue la definitiva, recibimos el primer cañoneo naval. Se inició alrededor de las 2300 horas. El personal en su totalidad estaba vivaqueando en carpas, porque los refugios para personal aún no se habían terminado. Esto significaba que la protección prácticamente se redujo al refugio entre las piedras de las alturas que bordeaban la posición de fuego por el Sur. La realidad demostró que esas piedras fueron adecuados refugios porque al día siguiente pudimos comprobar que muchas carpas (en vivac de combate), habían sido perforadas por las esquirlas de los proyectiles enemigos. Al Jefe de la Batería C, Teniente 1ro Cerezo, le perforaron la bolsa cama que había quedado en su carpa. Como Jefe de Unidad, recuerdo aquella noche como uno de los momentos críticos vividos. Mis ruegos eran que el enemigo no tirara con espoletas a tiempo, si así hubiera hecho los resultados habrían sido otros. La calma llegó a las 0400 horas del día siguiente. Lo vivido hizo que redobláramos esfuerzos para acelerar la construcción de los refugios para personal y material. Para ello, ese día contamos con el apoyo de una máquina excavadora que simplificó todo. Faltando algunos minutos para que termine el día 10, se inició otro bombardeo naval sobre la posición, esa noche ya fogueados por la anterior, hasta contábamos la cantidad de proyectiles que caían sobre la posición por ráfagas: 10-11-13-17-19, fueron más ráfagas, pero esto sólo para dar una idea, afortunadamente todo sin novedad. El 11 de mayo amaneció lloviendo al estilo Malvinas: muy finito, con viento y penetrante. Se trabajó intensamente para techar y terminar los refugios. A las 2100 horas, se inició el bombardeo naval correspondiente a ese día, pero no nos tocó en suerte sobre nuestra posición, lo cual no significó que durante el desarrollo del mismo, no esperásemos que el próximo caiga sobre nuestras cabezas. Llovió toda la noche, y amaneció bajo una situación caótica. Todos los pozos de refugios de personal y municiones estaban inundados. El agua brotaba de las paredes e inutilizó todo el trabajo. Aquella mañana fue realmente triste. Lluvia, equipos individuales y de dormir mojados, refugios irrecuperables, sólo quedaba hacer fuego para secarse, pero sin un lugar para protegerse de los bombardeos. La gente un poco entregada a la fatalidad. A primera hora ordené iniciar la construcción de refugios con paredes de tepes (turba en trozos de 50x60x0,20 cm) sobre el nivel del terreno. Así aparecieron tambores de 200 litros que rellenos de tepes o tierra empezaron a formar las paredes de los refugios que fueron nuestros verdaderos resguardos. Pero Dios no nos abandonó, tuvimos la suerte que la Agrupación Ingenieros, ante la crítica situación que la lluvia seguía afectando a todos, instaló a sólo 200 metros de nuestra posición, en un galpón de lata, un secadero con tres estufas a gasoil; por la proximidad fuimos los primeros en beneficiarnos. El 12 de mayo amaneció sin lluvias, pero con un gran viento que permitió recuperar el 90% del equipo mojado. Pienso que a esta altura, cabe hacer una reflexión al equipo provisto y al racionamiento. Con respecto al equipo debo reconocer, sin ningún temor a equivocarme, que fue adecuado; en cuanto a su calidad excelente. Durante el día, con la actividad, permitía superar perfectamente el rigor del clima y durante la noche se podía dormir sin el más mínimo frío, aún haciéndolo en pozos donde la humedad predominaba, con la única previsión de cambiarse las medias al acostarse. El racionamiento en ningún momento significó para los integrantes de la Unidad un problema. Siempre se dispuso de medios para racionar en caliente, aún en los momentos más críticos. Sólo se introdujo una variante que fue dar la ración correspondiente al mediodía y la noche en una sola oportunidad juntando ambas raciones a las 1500 horas., con lo cual todos quedaban realmente satisfechos. Esto se complementaba con el desayuno y un mate caliente o una sopa a las 1900 horas. Esta medida se adoptó por las siguientes razones: El escaso lapso que se disponía de la luz solar (amanecía 0800 hs. y oscurecía 1730 hs), lo cual imponía dar de cenar a las 1700 hs. Permitía que el personal quedara realmente satisfecho. Fueron consultados personalmente todos los soldados, siendo total la preferencia por el que se adoptó. Desde el primer día que se ocupó esta posición, la Unidad estuvo en condiciones de apoyar con sus fuegos la posición de defensa de Puerto Argentino en los 360 grados. Sólo faltó completar su perfeccionamiento, que se iba logrando día tras día. Pero podemos decir que a partir del 15 de mayo la posición estuvo totalmente lista con refugios, comunicaciones, defensa, etc., lista para iniciar el combate en las mejores condiciones. Pero siempre quedaba la preocupación de darle mayor protección al personal del servicio de pieza, para cuando llegara la oportunidad de tener que cumplir misiones de fuego simultáneamente con los fuegos de contrabatería enemigos. Esta preocupación quedó de lado cuando alguien tuvo una buena idea. Abriendo tambores de 200 litros por ambos extremos y colocándolos debajo de los parapetos que rodeaban las piezas, le permitiría al personal del servicio de pieza introducirse en los mismos quedando con una gran protección contra el fuego enemigo. A partir del 18 de mayo el Puesto Comando (PC) se instaló en una casilla de madera que estaba ubicada en el extremo Norte. De la Batería C, que la protegimos con tepes en sus 360 grados. Esta permitió mayor comodidad, pero no era un lugar del todo seguro. El espíritu que reinaba en toda la Unidad a esta altura era altamente satisfactorio; ya que si bien el pasar de los días dejaba sus huellas, todos esperábamos con ansias el enfrentamiento que sabíamos que era irremediable. Pienso que algo que contribuyó a mantener un alto espíritu, fue la posibilidad que tuve, por las características de nuestra arma, de estar emplazados en una zona de 300m x 300m, lo cual posibilitó recorrer permanentemente la posición y realizar todas las tardes (que no llovía), la formación de la tarde, donde comentaba los hechos y noticias más importantes manteniendo de esta forma, el estado espiritual de todos. El 21 de mayo, día del desembarco inglés en San Carlos, después del bombardeo durante las primeras horas de la mañana sobre el emplazamiento de los helicópteros de Puerto Argentino, fue calma total. Este mismo día dispusimos de la grúa que nos permitió emplazar un contenedor, el cual, una vez cubierto con tambores de 200 litros. rellenos con tepes, fue nuestro PC hasta el último día de combate. El 22 de mayo el 2do Comandante de la Brigada de Infantería X me impartió la orden que disponía de dos horas. para tener en el Puesto. del Gobernador dos cañones junto a sus respectivos servicios de pieza que serían embarcados en la lancha Río Iguazú de la Prefectura Naval Argentina, con destino a Darwin. A las 0430 horas partió la lancha. La demora se produjo porque hubo que desarmar las piezas para poder ponerlas en la bodega, ya que era la única forma que podían entrar. Los efectivos del GA Aerot 4 iban a las ordenes del Subteniente Navarro. Otra vez se me separaba gente de mi Unidad, cosa que me agradaba muy poco. Cuando los despedí en el muelle del puerto, era una noche muy oscura y fría. Sentí la sensación parecida a cuando un hijo se va un lugar donde hay un grave riesgo. Pero otra vez Dios nos acompaño. Esta gente combatiría en Goose Green con sobresaliente desempeño y sin tener que lamentar pérdidas de hombres. Estos efectivos fueron reforzados el día 26 por dos piezas de la Batería A, quedando todos los efectivos a ordenes de su jefe, el Teniente 1ro Chanampa. El 24 de mayo nos dispusimos para celebrar el 25 con todo lo que es norma en la vida de Guarnición. Pusimos un mástil, izamos la bandera, hubieron palabras recordando la fecha, saludos y una misa de campaña, la cual fue interrumpida por el pasaje rasante de dos aviones Harrier enemigos, que nos obligaron a refugiarnos. Faltó el chocolate, pero se realizó un concurso de la mejor pieza entre las Baterías B y C. Esto tenía una doble finalidad, la primera y fundamental perfeccionar aún más cada posición y la segunda, hacer algo diferente y entregar un premio que consistió en un paquete de caramelos (bañados en chocolate y comprados en el supermercado de la Isla), a cada integrante de la pieza ganadora. La mejor Batería: Batería C La mejor pieza: la del Sargento Mendoza El 28 de mayo, día del ataque a Darwin, nosotros ocupamos en forma definitiva el contenedor. Como PC ofrecía más seguridad pero era sumamente frío. El cañoneo naval nos acompaño siempre, todas las noches, variando siempre la hora de iniciación. El 29 de mayo celebramos el Día del Ejército con una formación. A las 1600 horas nos informaron oficialmente, durante una reunión en Puerto Argentino, de la caída de Darwin. Fue una gran tristeza para todos; pero fue el primer reconocimiento para nuestra Artillería. Nuestros hombres habían combatido con todo valor y tenido el reconocimiento de propia tropa así como también del enemigo. Posteriormente se nos advierte que se espera el ataque sobre Puerto Argentino en el lapso de 48 a 72 horas. Empezó así la vigilia final. El domingo 30 destaqué un Observador Adelantado (OA), con el Regimiento de Infantería 4 (RI 4) en Monte Dos Hermanas. Este sector se transformó en algo difícil de sobrellevar por el continuo cañoneo y bombardeo enemigo, situación que me llevó a establecer relevos cada 48 horas. Esta medida dio muy buen resultado . El 01 de junio estábamos super listos para iniciar el combate, pero los ingleses se hicieron esperar. Esa noche, a las 2200 horas, me avisa la Batería que estaba emplazada en Moody Valley, que un pelotón de comunicaciones que había estado reparando la línea con Monte Dos Hermanas, salía para la posición caminando. Ordené que salga un jeep para acercarlo. Fue el Capitán Perandones para poder aprovechar la mayor capacidad del vehículo. Cuando venían de regreso, los sorprendió el cañoneo naval con 4 o 5 proyectiles delante y detrás del vehículo. La manera de evacuar el mismo fue muy violenta, pero sirvió para comentarios jocosos, ya que no hubo que lamentar víctimas. El 04 de junio se inició con el cañoneo naval en todo Puerto Argentino alrededor de las 0200 horas. Estuvieron durante cuarenta minutos sobre nuestra posición; pero sin novedad. A las 0400 horas terminó el ruido y pudimos dormir. A partir del 05 de junio, el cañoneo naval y de la Artillería de Campaña cada día se hizo más intenso pero todo el personal, cuadros y tropa, estaban preparados espiritualmente para sobrellevarlo y con la entereza necesaria para afrontar el combate. La noche del 10 al 11 de junio el cañoneo nocturno se inició sobre la posición del GA Aerot 4, sorprendiendo a dos soldados que se encontraban apostados fuera de sus respectivos refugios ocasionándoles la muerte. Se trataba de los soldados Eduardo Romero y Jorge Eduardo Vallejos. El tercero y último hombre de la Unidad que perdió la vida fue el soldado Pizarro que fuera alcanzado por un proyectil de artillería el 14 de Junio. El 11 de junio a las 0300 horas, el enemigo inició el ataque. Esta fue la noche de mayor fragor de combate de esta Unidad que cumplió misiones de fuego durante diez horas en forma ininterrumpida. Inicialmente se apoyó al RI 4 en el Monte Dos Hermanas. El fuego fue dirigido, hasta el momento del repliegue, por el Subteniente Gavier Tagle. Alrededor de las 0800 horas. Del 12 de junio se recibió la misión de apoyar con los fuegos al BIM 5 que estaba siendo atacado por el Batallón de Guardias Galeses. El apoyo de fuego, tanto del GA Aerot 4 como de la Batería Orgánica del BIM 5 fue tan eficaz, que permitió que los infantes de marina rechazaran el ataque inglés, ocasionándoles importantes bajas. Esa misma noche se completaron las acciones con el apoyo de fuego brindado al RI 7, especialmente en la zona de Monte Longdon, donde a media mañana se lo batió en una oportunidad con 15 ráfagas en eficacia. En esta última oportunidad volvió a dirigir el fuego el Subteniente Gavier Tagle con gran eficacia. A partir del mediodía disminuyó sensiblemente el apoyo de fuego, limitándose a fuegos de perturbación que se extendieron hasta el 13 de junio a las 0130 horas. El 13 a las 2145 horas, el enemigo reincidoel ataque y con ello nuestro apoyo de fuego en el sector del RI 7. Esa noche se inició el tiro con tres piezas fuera de servicio. El apoyo de fuego ser realizó en forma permanente al RI 7 donde la situación era sumamente crítica, pero esporádicamente también se apoyó al BIM 5. A partir de la medianoche y hasta aproximadamente las 0430 horas, exclusivamente en dirección Norte, en apoyo del RI 7. Aquí merece un párrafo el terreno de la posición de fuego, por cuanto permitió que las piezas de artillería se enterraran de tal forma, que al amanecer, aquellas que aún estaban en servicio, no se las pudiera apuntar haca el Oeste. A partir de las 0500 horas. ya se efectuaba tiro con puntería directa en dirección a Moody Brook, lugar en que el cual se produjo una brecha por donde penetrara el enemigo en dirección a Puerto Argentino. A las 0600 horas, el Comandante. De la Agrupación Ejército de Puerto Argentino puso a disposición de la Unidad los vehículos necesarios para hacer un cambio de posición a retaguardia, pero el cañoneo de la artillería enemiga era tan intenso que llevó al Jefe de Unidad a proponer no ejecutarlo por cuanto en esa situación hubiera ocasionando gran cantidad de bajas. A las 0800 horas, el enemigo estaba a 700 metros de la posición y sólo quedaba una pieza en servicio . En esta oportunidad el Comandante ordenó que se replegara el personal de la Unidad. La pieza que estaba en servicio continuó disparando con puntería directa hasta quedar inutilizada, cuando la infantería enemiga estaba a sólo 400 mts. Concentrado el repliegue sobre el punto de reunión (Cementerio de Puerto Argentino) me presentaron la Unidad. Momentos antes viví el momento de mayor emoción en toda la guerra. Prácticamente para nosotros había terminado todo, ya se escuchaba el «silencio en el campo de combate» y me reuní con el 2do Jefe, el Oficial de Operaciones y los tres Jefes de Batería. Les quise decir todo lo que sentía en ese momento, no se si lo logré. Mi intención era decirles toda la tristeza que sentía por la derrota, pero sí también que sentía, sin lugar a dudas, que como Artilleros habíamos cumplido. Pienso que esas caras, esos ojos de mis hombres, no se borrarán jamas de mi mente. Dios quiera que así sea, porque creo que jamás vi rostros que dijeran tanto, tanto dolor y tanta alegría, había lágrimas en la mayoría. Y si este momento fue el más emocionante, no menos fue cuando hablé a toda la Unidad, cuando en mi afán por hacerles ver todo lo que habían dado, los hacía reflexionar sobre todo lo vivido. El gesto que más recuerdo de esta formación, es que cuando empecé a hablar, todos estaban con los hombros caídos y la espalda encorvada. Cuando concluí era una Unidad de hombres erguidos, con la frente alta. ¡Comprendieron que habíamos luchado por nuestra Patria con todas nuestras fuerzas y con la integridad que adorna a un verdadero Soldado! al mediodía del 14 de junio, luego de haber sido comunicados oficialmente que habíamos capitulado, obtuve autorización para entrar en la zona que estaba bajo dominio inglés y llegar hasta lo que había sido nuestra última posición de fuego. La finalidad era recuperar equipos, fundamentalmente abrigo para mis hombres. En esta actividad me acompañaron un Oficial y seis Suboficiales por cada Batería. Un Oficial inglés nos hizo de salvoconducto. De esta experiencia vivida quisiera puntualizar tres aspectos: con gran sorpresa pude comprobar al entrar a un hangar donde se cobijaba gran número de soldados ingleses, que estos lo hacían utilizando equipos nuestros (bolsas camas, colchones de campaña, mantas, etc.) que habían obtenido de nuestra posición. Esto pone en evidencia que no eran tan malos como alguien se atrevió a vociferar por allí. Se cumplió la finalidad de nuestra incursión, cual era la de obtener equipos para nuestra gente. Tuve la posibilidad de recuperar, de lo que había sido nuestro Puesto de Comando, la carta de situación, en la cual me apoyé para conducir todos los fuegos de artillería. Esta carta, con el tiempo, pasó a ser el único trofeo de guerra que pudimos traer y hoy forma parte de los elementos que adornan el Aula Histórica del GA Aerot 4. Su fotografía se ha transformado en algo así como un símbolo para los artilleros. «La Artillería Argentina en Malvinas», Horacio Rodríguez Mottino, Editorial Clío, Buenos Aires, 1984 |