Panorama político – Las opciones diplomáticas
Clarín, Jueves 3 de junio de 1982, Buenos Aires, Argentina
Panorama político
Las opciones diplomáticas
Por Ricardo Kirschbaum
Como era previsible, la gestión de Javier Pérez de Cuellar ha fracasado.
Sin embargo, esto no quiere decir que la mediación haya terminado
definitivamente.
Hace siete días, el titular de las Naciones Unidas
anticipó que su labor seria casi estéril por la gran distancia que
separaba las posiciones de la Argentina y Gran Bretaña. Su evaluación se
cumplió puntualmente, y ayer debió admitir que su presagio se había
hecho realidad.
Esta ronda de mediación solo sirvió para constatar
fehacientemente que Londres ha supeditado su estrategia diplomática a la
situación militar en las islas.
Dicho de otra manera: cada vuelta de
tuerca que practicó Londres en la mesa de negociaciones ocurrió
inmediatamente después de haber logrado posiciones en el campo de
batalla.
Decimos que la tarea de Pérez de Cuellar no ha concluido.
Esto es así porque las importantes modificaciones que introdujo la
Argentina en su posición original -modificaciones que transmitió el
brigadier José Miret a la delegación argentina-, si bien no pudieron
evitar el colapso de la
mediación, abren las puertas para una ulterior negociación.
Buenos
Aires se allana a un repliegue de la flota británica a 150 millas
náuticas del archipiélago y, simultáneamente, al retiro de los efectivos
argentinos.
Se aceptaría, además, una administración provisional de
las Malvinas, en la que podrían participar las Naciones Unidas y otros
países como veedores.
Esa administración duraría el tiempo que demanden las negociaciones entre la Argentina y Gran Bretaña.
Quienes
hayan seguido atentamente toda la negociación, desde el 2 de abril
hasta nuestros días, habrá de convenir que la flexibilidad de Buenos
Aires se incrementó.
Sin embargo, cada flexibilización argentina no
tiene correspondencia británica. El gobierno conservador de la Thatcher
acaba de anunciar que aceptaría un cese del fuego al la Argentina retira
sus tropas de las islas en un plazo no mayor de 14 días. Y no habla de
una evacuación de las suyas.
Es decir: Londres insiste en el primer
punto de la resolución 502 del Consejo de Seguridad, que exigía una
retirada argentina de las islas. Que ahora se hable de un plazo de 14
días no cambia el fondo de la cuestión pues, como se ve, la postura
británica se mantuvo en una misma línea de dureza.
Esta línea se puede traducir así: mientras la Argentina permanezca en las islas no es posible negociar.
Como
ahora la situación cualitativamente ha cambiado, pues los británicos
están dentro y no fuera, la intransigencia de Londres se hace sentir.
Y
además, utilizará cuantas veces crea necesario su derecho al veto en el
Consejo de Seguridad, si éste acuerda resoluciones contrarias a Gran
Bretaña.
Frente a este cuadro ¿cómo opera la diplomacia argentina?
En primer lugar, los esfuerzos parecen destinados a llevar la cuestión a la Asamblea de las Naciones Unidas.
Esto
explica uno de los motivos por los que Nicanor Costa Méndez se
encuentra en La Habana participando en la reunión de los países No
Alineados. En ese foro, el canciller espera reunir una buena parte de
los 90 votos que se precisan para que la Asamblea de la ONU sea
convocada.
Otro de los motivos es insertar a la Argentina en el
terreno internacional. En ese momento, además de incrementar las
relaciones con los países latinoamericanos, parece decidido a que
nuestro país actúe con gran protagonismo entre los No Alineados.
Gustavo
Figueroa, la mano derecha de Costa Méndez, acaba de decirlo
públicamente: «En política exterior todas las naciones deben estar
insertadas en algún lado. El único país que conozco que no lo hace es
Albania y es un placer escucharlo en las Naciones Unidas. Agarra el mapa
y le grita a todos. Así le va después…»
El viaje del canciller a
La Habana no despertó quejas en el seno de las Fuerzas Armadas, las que
antes del 2 de abril habrían vetado de plano un desplazamiento de este
calibre.
Este paso político está siendo practicado por Costa Méndez. un hombre insospechable de inclinaciones tercermundistas.
Un
agudo observador señaló que este conflicto sirvió para romperle el
espinazo a dos posiciones preconcebidas: a) que la Argentina se alejaría
de los No Alineados, y b) que un gobierno conservador en Londres
allanaría el camino para la devolución de las Malvinas. Esta frase es
posible encontrarla en cualquier memorándum oficial en los que se
especulaba sobre las
negociaciones con Gran Bretaña.
Existen,
aún, reflejos condicionados a viejos estímulos que solo el tiempo podrá
modificar. Por ejemplo: una importante repartición del Gobierno editó un
interesante y profundo estudio sobre el colonialismo británico en las
Malvinas y sobre el monopolio económico de la Falkland Islands Company.
De
esta edición bilingüe (español-inglés) fueron enviados 2.500 ejemplares
a Las Naciones Unidas para ser distribuidos allí. Grande fue la
sorpresa del personal diplomático destacado en el lugar cuando leyeron
en ese texto que una minoría blanca había quedado en manos de los negros
en Zimbawe (ex Rhodesia).
El ejemplo era utilizado para demostrar cómo actúa Londres con sus «ciudadanos de segunda clase».
Obviamente,
ese folleto fue retenido por el embajador Arnoldo Listre quien reclamó
una corrección inmediata, la que por lo visto se hará.
Pero vamos ahora a otra gestión que, reservadamente, está intentando desplegar el brigadier Miret en Estados Unidos.
Una ventana de diálogos con Estados Unidos parece que se está abriendo.ese sentido y, ahora, se retomaron.
La
sugestiva presencia en Washington del agregado militar de la Argentina,
general Miguel Mallea Gil, hace pensar que una gestión de ese tipo está
teniendo lugar. Hay que recordar en ese sentido, que el gobierno había
convocado a los agregados militares de Washington como protesta por la
ayuda norteamericana a Londres.
Fuentes consultadas señalan que resulta sumamente prematuro apostar algo al éxito de esa gestión.
«El
núcleo del poder está en el tándem Reagan-Haig y el Pentágono», se
expresó en medios idóneos, sugiriendo que si hay negociación debe
apuntarse en esa dirección.
De este abigarrado cuadro de situación se
destaca también una decisión de los comandantes en jefe: será la Junta
la que recibirá al Santo Padre el viernes 11 de junio.
Para ese entonces es posible que ya se haya librado la batalla final por Puerto Argentino.